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Quedar como un príncipe

Si yo fuera el rey Juan Carlos I de España, pediría públicamente que no me aforaran.

„Dejen de protegerme, por favor, que están ustedes transmitiendo una idea que no es.

Yo no soy Juan Carlos I de España, eso se ve a primera vista, y por lo tanto no puedo dimitir de sus privilegios. Pero cada vez que escucho el debate sobre la necesidad de aforarle ya, urgentemente, me digo que no le hacen ningún favor, ninguno. La gente escucha lo que se dice entre líneas y lo que se dice entre líneas es terrible para el anciano rey.

Ahora bien, se pregunta uno en su inocencia, ya que a don Juan Carlos no se le ocurre de manera espontánea parar esta bola de nieve que los medios de comunicación hacen más grande cada día, ¿por qué no dan un paso al frente los consejeros, que los tiene, que cobran por aconsejar, y que se harán las mismas preguntas (y se darán las mismas respuestas) que usted o que yo?

„ Majestad, esto del aforamiento comienza a apestar. Debería usted renunciar públicamente a ese amparo. Transmite la idea de que hay algo ilegal de lo que protegerle.

Las personas normales, de a pie, nos hacemos continuamente reflexiones de este tipo. Y sin equipo de consejeros, lo que tiene más mérito. Fíjense en esta confusa reforma (o rebaja) de los impuestos que el PP acaba de anunciar para 2015. A cualquiera con dos dedos de frente se le ocurre que es la respuesta a los resultados catastróficos de las elecciones europeas. Hay que hacer algo, se dijeron. Y sacaron aprisa y corriendo este galimatías por el que se iguala lo que va a pagar un español que gane sesenta mil euros con lo que pague uno que ingrese cinco millones. Vamos a ver qué dice Bruselas. A lo mejor mira para otro lado porque Bruselas también está muy preocupada con el batacazo del PP.

El caso es que los desencuentros entre el sentido común de los contribuyentes y el de los mandatarios son continuos. No sabemos de dónde se sacan el sentido común los mandatarios, pero desde aquí le decimos al rey emérito que si quiere quedar como un príncipe renuncie a esa protección jurídica que tratan de proporcionarle a cien por hora.

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