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En tierra hostil

Al fin algo que vale la pena en nuestra televisión. Se trata de «En tierra hostil», una serie de reportajes de Antena 3 que huyen de la banalidad a la que nos tienen acostumbrados. Nos esperan, después de los visto hasta ahora, grandes noches televisivas.

Tenía el pálpito de que el estreno de En tierra hostil, serie de reportajes que Antena 3 estrenó la semana pasada dedicando el primero a la extracción de coltán en las minas de la República del Congo, iba a ser un éxito, pero no tanto. Arrasó. Eso dice mucho de la cadena y de la audiencia. De Antena 3 dice cosas. Una. Que no confiaba mucho en su producto porque, en principio, la serie de reportajes se estrenaría en la cadena grande de Atresmedia, pero luego pasaría a La Sexta. Pero viendo los apabullantes datos ha decidido mantenerla en la grande. Dos. Que hay que tener mucho valor para estrenar un reportaje un día laboral en horario de máxima audiencia, algo casi insólito en la tele de hoy, volcada sin paliativos a lo banal, al entretenimiento facilón, al destello que se consume con voraz indiferencia y se olvida al siguiente minuto. En tierra hostil no es un producto de usar y tirar. Viendo lo que hemos visto hasta ahora, dos entregas, va de todo lo contrario. Por eso aún hay otra cosa a destacar. ¿Mantendrá Antena 3 En tierra hostil en emisión pase lo que pase con la audiencia? Esto es elucubrar, pero hoy quiero hablar de hechos. Con otras formas y maneras, con otro tipo de montajes, y contando con cámaras más ligeras y equipos compactos que nada tienen que ver con los tochos que se manejaban apenas hace unos años, con el sonido por un lado y la imagen por otro, sin micrófonos como pulgas ni cámaras de una liviandad casi invisibles, pero con idéntico ahínco periodístico, En tierra hostil forma parte de la tradición del reporterismo de este país, que cuenta con maestros cuyo trabajo sigue fascinando. Entre ellos Rosa María Calaf o Vicente Romero, por citar a dos clásicos, pero también Jon Sistiaga „ahora en Canal +„, o Esther Vázquez y sus colegas de En portada, referente de altísima calidad y buen periodismo que se cobija en la televisión pública „en el reino de La 2„.

Paco y el coltán. Un reportaje que retrate situaciones injustas, de violación de los derechos humanos, que retrate la situación política de un país oscuro, que busque el porqué unos jóvenes dejan su vida en familia para unirse a la barbarie del terrorismo ha de molestar, no puede dejar indiferente. Cuando Jalís de la Serna viajó a la República Democrática del Congo con el cámara Armando Rey y un reducido equipo para grabar Las fortalezas del coltán, y cruzó al país desde Ruanda, nos dimos cuenta, desde el minuto uno, que unos tipos con una cámara en la mano, no eran bien recibidos. Lo que ocurre allí, que se quede allí. En el reportaje hay momentos de auténtica tensión porque, tal como queda claro, las líneas que separan el Gobierno de los grupos mafiosos, terroristas, sanguinarios, como se dice en el documental, y que suelen controlar la extracción del mineral, son muy difusas. No es poca razón que el 80% de las reservas de coltán del mundo se concentren en ese área, en Goma, capital minera al este de la República Democrática de Congo. Los reportajes están concebidos como una película que consigue que el espectador también tenga la sensación de estar viviendo lo que vive en ese momento el equipo. Desde el fatigoso viaje por caminos embarrados, con el coche detenido bajo la lluvia, a las delicadas y tensas negociaciones con las mafias congoleñas que controlan el acceso a las minas que no quieren mostrar, porque las condiciones de trabajo superan cualquier idea del horror que se tenga. ¿Asunto lejano? Ni mucho menos. Ese coltán preciado, salpicado con gotitas de sangre infantil y juvenil, es el que necesitan nuestros móviles y ordenadores para fabricarse. Como en todas las entregas, el programa trata de localizar a algún español que ande por esos países. Y sí, claro, hay un comprador de coltán español en Congo, Paco, un tiburón de los negocios que comercia con lo que se tercie, dice Jalís al presentarlo. Hay que serlo para comprar en la mina el kilo de coltán a unos 15 euros y venderlo en destino a unos 200.

Por Alá, es lo que hay. Con la entrega esta semana dedicada el yihadismo, visitando Ceuta, y El Príncipe, uno de los viveros europeos que proporcionan sangre joven a la causa terrorista, En tierra hostil vuelve a demostrar su vitalidad. La directora, Luz Aldama, ha dicho que una de las prioridades del programa ha sido preservar la seguridad del equipo, pero se te ponen los pelos como navajas cuando escuchas lo siguiente. Buscamos el paraíso, ¿Qué vamos a hacer aquí en este mundo?, le dice un joven flipado, sin expectativas, a Jalís. ¿Y estás dispuesto a inmolarte?, pregunta el reportero. Claro, dice el tarambana, es lo que hay, por Alá. Alá es grande. En fin, no tiene desperdicio. No está solo Jalís de la Serna. Al igual que hacían con Encarcelados, programa de reportajes que emitió La Sexta donde visitaban a españoles en diferentes cárceles del mundo, En tierra hostil también cuenta con Alejandra Andrade, que forma parte de otro equipo del programa. Lo que está haciendo Antena 3 es de verdad memorable. Se asombra uno de ver en una televisión privada, volcada al legítimo despiporre del entretenimiento facilón, ocupando el terreno de lo que debería ser la televisión pública, que ni está en esta guerra ni se le espera. Me gusta mucho, y por eso quiero destacarlo que, al menos en los programas emitidos „aún falta el de Corea del Norte, uno de los países más opacos y siniestros del mundo, o el de la Venezuela del desabastecimiento de alimentos y bienes de primera necesidad, con el miedo de quienes hablan de las carencias y enseñan las colas de 8 horas para conseguir leche o azúcar„, me gusta mucho, digo, que no se abuse de la cámara oculta, lo que da a los reportajes un marchamo de seriedad que, en el barrio opuesto, tenía la fanfarria que protagonizaba Mercedes Milá, doña posturitas, en Diario de€ Para coronar la tarta de En tierra hostil Antena 3 emite después un epílogo sobre el tema que lo redondea con datos y entrevistas. En fin, gran noche televisiva la del martes en Antena 3, cadena que entre esto y lo otro es cada vez menos hostil.

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