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Santamaría de los signos y símbolos

Seguro que muchos valencianos, desde el Senia al Segura, nos hemos levantado esta semana mucho más reafirmados en nuestros sentimientos valencianistas; tranquilos y seguros de nosotros mismos porque vamos a tener nuestros símbolos protegidos gracias a esa Ley de Reconocimiento, Protección y Promoción de las Señas de Identidad del Pueblo Valenciano que el conseller de Gobernación, Luis Santamaría, un hombre a tener en cuenta gracias a sus aportaciones filosóficas y teóricas en torno a nuestro destino como pueblo, nos va a regalar junto al Consell como cierre de legislatura. Nada mejor que esta apuesta por nosotros mismos como sociedad avanzada y diferenciada para despedir cuatro años de gestión.

Santamaría nos ha recordado que, además, va a crear un Observatorio de Señas, por lo que entiendo formará una sección dentro de la Policía Autonómica encargada del estricto seguimiento del cumplimiento de la ley para que, por ejemplo, las franjas de las senyeres que cada año colgamos por estas fechas de carácter festivo en los domicilios tengan el ancho y color justo establecido en ese reglamento que cualquier ley debe generar para centrar una norma. E incluso que vigilarán la calidad del garrofó ahora que se está colando en nuestros mercados vía importación por si puede llegar a cambiar el auténtico sabor de nuestra siempre amenazada paella.

Además, nuestros bous al carrer serán Bien de Interés Cultural (BIC), o sea, objeto máximo de protección patrimonial como lo son las Torres de Quart y Serrano, la Lonja, la Basílica, el Misteri, la Catedral o la Valldigna, "templo espiritual, histórico y cultural del antiguo Reino de Valencia, y símbolo de la grandeza del Pueblo Valenciano", según la útima reforma del Estatut. Eso sí, para su decreto no ha contado con el Consell Valencià de Cultura (CVC), que es quien reafirma los BIC, y la Academia de la Llengua Valencia (AVL), las dos instituciones estatutarias que tanto Santamaría como su antecesor „ Serafín Castellanos„ siempre han querido cargarse por no ser estrictamente servilistas.

Esperemos que ese reglamento se abra a la total protección de todo aquello que nos quita tanto el sueño actualmente a los valencianos/as y que forma parte de nuestras pesadillas cotidianas: desde el "anormativo" en la Cridà de nuestra alcaldesa Rita Barberá hasta el color de las flores del Corpus, las estrofas de L´ estoreta velleta y el ritmo ajustado y estricto de Paquito el Chocolatero, no sea que venga otro King Africa y así, porque sí, grabe sin el consentimiento de Santamaría y el Consell otra versión friki de la popular pieza de Gustavo Pascual Falcó.

Podemos estar tranquilos después de saber que nuestro Gobierno autonómico considera la nueva ley de «inclusiva, fuerte, audaz, clara y concisa», ya que garantiza que nada ni nadie pondrá nunca en peligro los elementos del ser y del sentir del pueblo valenciano. Menos mal.

Gracias conseller Santamaría por iluminar todas nuestras dudas existenciales. Nuestro futuro está en buenas manos. De eso estamos ahora más que seguros.

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