Sólo han sido unas elecciones y pronto va a haber otras. El poder es, por ejemplo esa cosa que dejaría en manos de la Caixa, sí de la Caixa, decidir si Cataluña será o no independiente. Pero mientras constatamos que Joan Ribó ha llevado a cabo la escenificación más inteligente de un cambio en el gobierno que se recuerda en la ciudad, hablemos de los más antiguos en esta pista de baile: EUPV y el PSOE. Precisamente por su condición sangrante, el problema EUPV me parece el más simple. Detener la hemorragia y separar, con cirugía puntual y anestesia, su doble alma: el PCE, con todo el derecho a seguir en la política, y la otra izquierda, mucho más acomodable en fórmulas flexibles, al estilo de Podemos y Compromís, una izquierda mas adaptada al tiempo coloidal.
Del PSOE en cambio se subraya que nunca logró tanto poder con tan pocos votos. Y es cierto, pero su futuro es una absoluta incógnita si consideramos que durante más de dos décadas sesteó a la sombra del PP, con tarjeta (negra o blanca) y chófer, y que su revitalización con Pedro Sánchez llega tal vez demasiado tarde tras las largas vacaciones, compatibles con una cultura orgánica „de algún modo hay que llamarla„ de navajazos, linchamientos y derecho a la pereza. Sin embargo, y debido a que toda situación, por desesperada que parezca, tiene sus virtudes, los socialistas, además de las hectáreas de empleo y presupuesto con que se han encontrado, tienen, ahora, algo aún mejor: una posición central. Yo no me apresuraría a darlo por muerto.
Las urnas y los pactos han dejado al PSOE en un posición moderada por fuerza, pese a la tabarra del registrador y sus secuaces que lloriquean por las esquinas la supuesta conversión al bolchevismo de los rivales más llevaderos en una generación. El PSOE tiene cartas y no son malas: ejercer como una fuerza moderadora (cosa que nunca viene mal) y polo de realidad frente a los ensueños de cierta izquierda. Burguesía ilustrada, dirán algunos. Pues sea bienvenida, que buena falta nos hace, que la otra ya sabemos que es de cuartel y catequesis.
