No querría que nadie piense mal tras leer el titular, aunque acertará. Se debe a que esta semana me he encontrado dos veces con Halle Berry en la televisión y, por mucho que la vistan de astronauta, vuelvo a verla con aquel bikini naranja que lució para epatar al mismísimo James Bond saliendo de las aguas de Cádiz como si fueran las de La Habana en Muere otro día. Si saben de qué estoy hablando seguro que se solidarizarán con mi fijación. Entonces ya había ganado un Oscar a la mejor actriz por Monster´s Ball, pero el recuerdo de aquella película resulta difuso. Después de 007, el diluvio. A pesar del acertadísimo diseño de vestuario de Catwoman se ganó un premio Razzie a la peor actuación y tuvo el humor de ir a la gala a recogerlo.
El caso es que la guapísima actriz luce aunque la vistan con pieles trogloditas para Los Picapiedra, emitida el domingo en Clan TV. Al día siguiente, en La Sexta, es la protagonista absoluta de la serie Extant, una de ciencia ficción con el sello de Steven Spielberg. Y sorprendiendo incluso a sus programadores, su estreno ha sido un exitazo, muy por encima del fiasco de Los refugiados y superando a los autoestopistas intrépidos de Pekín Express en la cadena hermana Antena 3.
Las televisiones guardan para el verano series a las que no tienen demasiada fe. Y con ese espíritu afronté el doble capítulo: escenario futurista, un misterio insondable, trama policiaca y un niño robot emparentado con el de Inteligencia artificial, también de Spielberg. Desde mi punto de vista el tema no da más de sí desde la insuperable Blade Runner, pero lo cierto es que la serie se deja ver. Le daré otra oportunidad, también por si hay bikini galáctico.
