La televisión genera tanta mitomanía que algunos programas deciden que el mejor entrevistado posible para cerrar temporada es el mismo presentador. Y no siempre aciertan. Lo hizo Risto, enfrentándose Al rincón de pensar frente a José Corbacho y no fue su mejor momento. Pero Jorge Javier Vázquez probablemente sí sea el tipo capaz de decir las cosas más interesantes en Sálvame Deluxe, aunque el entrevistador sea Toni Cantó. Escuchándole hablar de corazoneo se agradece que use el humor para recordarnos que la mayoría de las veces ni siquiera él es capaz de tomarse en serio la gravedad de los debates. Y define su programa de los viernes (presenta tantos que hay que especificar) como un «vicio oculto» que todos conocen pero nadie reconoce ver. Tampoco la reina Letizia, tan amable con él en su visita a Telecinco.
La entrevista a Jorge Javier fue un homenaje al presentador que más horas hace en pantalla pero, sobre todo, un espacio de autopromoción que no tiene precio ni tampoco interés. Vendió su próximo debut en el teatro, su inminente segunda novela, su nuevo programa en la cadena... y el personaje escapó sin un rasguño. Claro que era mucho pedir una entrevista en profundidad en un programa especializado en bucear por la superficialidad. Y eso que apartaron a Belén Esteban, Mila Ximénez y compañía para que preguntaran otros. Pero no les sale.
En ese plató, donde todos son juez y parte, entrevistadores, testigos, fiscales y acusados, la fórmula continúa en verano con María Patiño al mando. Jorge Javier no coge vacaciones pero descansa del Deluxe, donde es el único invitado a quien no han echado en cara cobrar por acudir. Que por algo en ese circo es el domador titular.
