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El poder desgasta..., pero poco

En la época de fragor electoral que vivimos, las encuestas generan siempre mucha expectación. Aunque puedan equivocarse, como mínimo permiten atisbar las tendencias de fondo demoscópicas: por dónde pueden ir los tiros. Además, en lo que se refiere a la Comunitat Valenciana, la macroencuesta de Invest Group publicada por este periódico muestra tanto de dónde venimos como a dónde vamos: qué pasaría si hoy se repitieran las elecciones Autonómicas, por un lado; y qué podría pasar cuando se celebren las elecciones Generales dentro de un par de meses, por otro.

En la encuesta referida a las Autonómicas (la de las Generales se publicará mañana), los resultados muestran el fortalecimiento de los dos socios de gobierno, PSPV y Compromís, que ascienden tres y dos escaños, respectivamente, respecto de las elecciones de mayo; el desgaste del PP en beneficio de Ciudadanos; y un descenso de Podemos, que perdería cinco de sus actuales trece escaños.

Probablemente, la variación de Podemos y de Ciudadanos obedezca a cuestiones de política nacional: los resultados de las recientes elecciones catalanas, la omnipresencia de Ciudadanos y de Albert Rivera como alternativa «simpática» al PP para los votantes conservadores, y la deriva de discurso y estrategias de Podemos en estos últimos meses quizás motiven estos cambios. Más, en todo caso, que la actividad de ambas formaciones en la Comunidad Valenciana.

En cambio, las oscilaciones de PP, PSPV y Compromís sí que tienen un asidero más claro en la acción de Gobierno, y en el propio recambio producido tras las elecciones de mayo, que dio punto final al larguísimo período de hegemonía del PP. En el caso de Compromís, por razones obvias, dado que se trata de un partido valenciano. Y en lo que concierne a PSPV y PP, porque es normal, tras los primeros meses de andadura de un nuevo Gobierno, que haya votantes que refuercen al Gobierno, y sobre todo votantes que votaban al anterior partido porque estaba en el Gobierno, y ahora lo abandonan. A menudo, y como ya dijera en su día Giulio Andreotti: «el poder desgasta? sobre todo, cuando no se tiene».

Por esa razón, el PP aún tiene más recorrido a la baja en los próximos meses, a pesar de sus malísimos resultados de mayo: puede perder a muchos votantes que le daban su apoyo por razones que tienen poco que ver con la ideología, o con la clase social, y más con un voto pragmático y oportunista, que se resume en: apoyar a quien manda, porque la alternativa genera incertidumbre (en cualquier sentido). Son votantes que priman, ante todo, la estabilidad.

Para conseguir beneficiarse de estos votantes, PSPV y Compromís sólo tenían que hacer una cosa: nada. Nada malo, se entiende. No asustar demasiado al electorado, no poner todo del revés en las primeras semanas, y sobre todo, no dar imagen de caos y desunión, como muchos se temían que ocurriría con este Gobierno de coalición. Y es cierto que esto, con algunas excepciones menores, hasta ahora se ha conseguido: el Gobierno parece razonablemente cohesionado. No hay disputas continuas entre los socios de la coalición. Muy en particular, hay buena sintonía, lealtad mutua, entre Ximo Puig y Mónica Oltra, presidente y vicepresidenta. El núcleo del pacto, y de la Generalitat. O eso parece, al menos.

También puede criticarse que, en estos primeros meses, aunque el Consell no haya hecho nada malo (o nada espeluznante), ello se debe, en parte, a que no han hecho demasiadas cosas. Por estar aterrizando aún en la Generalitat, por inexperiencia, a causa de que las arcas están vacías, o, porque tampoco quieren hacer casi nada antes de las Generales. Pero, tarde o temprano, tendrán que recordar que el objetivo no es sólo ser mejores que el PP y ganar dentro de cuatro años. También es gobernar ahora.

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