Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Rabieta y fragilidad

Tras el cese, por rabieta, del general Julio Rodríguez, al haber sido fichado por Podemos, hemos incurrido en un imposible metafísico „no se puede cesar a quien ha presentado, previamente, la renuncia„ del cual nos ha sacado, felizmente, El Mundo que nos aclara que «ha sido destituido con deshonor». ¡Oh! Y yo que creía que el honor y su contrario se ganan o se pierden en el servicio. Pero ya ven que algunos no están dispuestos a esperar y ver. Guerra preventiva. Pues bien: la marquesa Esperanza Aguirre prefería vivir en su palacete de Malasaña (rodeada de su fiel servicio), pero cargarle la luz a los gastos de la Comunidad de Madrid, que presidió muchos años con salud y desparpajo.

Imaginen la mar arbolada que se hubiera levantado en los medios de este país si el autor del enganche ilegal a la línea de suministro hubiera sido, pongo por caso, Ximo Puig. O si quien anotara, como el antiguo alcalde popular de Oviedo, «putas y demás» en el capítulo de gastos de un viaje fuera Joan Ribó. Pero nunca antes hubo tantos medios apaciguados por la amenaza o la subvención o la breve golosina, por el acomodo cortesano, por el hábito de no preguntarle al presidente (bajo forma de ectoplasma). Los mismos bancos y cajas que exigían objetivos a sus empleados, aunque fuera a costa de timar jubilados, han decidido avanzar la campaña navideña y son un estallido de amor, fe en la familia y confianza en el futuro: ¿no será publicidad?

Compromís no es el único que tiene una estructura de voto precaria y volátil, es decir de procedencias y motivaciones muy variadas. Lo mismo puede decirse de Ciudadanos y Podemos. La fragilidad es la nota de este momento político en el que lo viejo se resiste a morir (y lo nuevo no acaba de nacer). Sabemos que democratizar la corrupción, hacerla accesible a todas las clases, era el programa oculto de la revolución conservadora. Se acerca un cambio y su horizonte máximo es de cuatro años. Lo prefiero pacífico y razonable que revuelto y turbio. Y el PP y el PSOE no es que no lo hayan visto llegar: quizás no lo puedan ni conducir.

Compartir el artículo

stats