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Estrategia oculta

Y en plena campaña electoral, a una se le para el bocado con lo que nada tiene que ver con política. Porque es en esos espacios de televisión en los que la gente zapea, va a hacer pis, o se rasca la nariz cuando realmente empieza lo bueno... ¿Ha visto usted últimamente los anuncios de la tele? Porque yo llevo semanas viendo el mismo. Una rubia, poca ropa y mucho morbo. Una cancioncita de esas que se te mete en el cerebro y no paras de canturrear y unas ganas tremendas de aumentar la colección de ropa interior que descansa en los cajones de mi habitación.

Una cadena española de lencería ha dado en el clavo con el spot de Elsa Pataky y su I'm so excited. A las féminas nos apetece comprar y a los hombres les apetece que compremos. Oh sí. Pero ahí no acaba la cosa, porque generalmente a este anuncio tan excitante le sigue todavía otro más hot. ¿Han visto el striptease de Rafa Nadal anunciando calzoncillos? Madre del amor hermoso. En serio, ¿dónde ha quedado eso de «imaginar es mejor que enseñar»?

Y no seré yo la que me queje ante tal obra de arte, (y me refiero al anuncio de televisión, ¿eh?). Ni ante este, ni ante los anuncios de colonias, perfumes y todo lo que utiliza el cuerpo humano masculino para enseñarnos que sobre un torso desnudo y musculado el perfume, o lo que sea, mola más. Frivolidades a un lado, realmente los creativos de estas campañas tienen un objetivo oculto en sus estrategias de trabajo. Vender producto y... Aumentar la natalidad es este país, estoy convencida. Así es que señores, amen más, rían más, salgan más, enfádense menos, miéntanse menos, trabajen menos... No zapeen y, por supuesto, vean los anuncios. Sobre todo... Vean los anuncios.

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