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José Sierra

La basura inacabable

Europa ha hecho cuentas de la basura que genera cada año y no se siente especialmente orgullosa, ni por el volumen de residuos que produce su opulenta sociedad ni, sobre todo, por el escaso aprovechamiento de este «recurso» que tantos servicios podría proporcionar. En cualquier caso, la opinión de Europa terminará, tarde o temprano, convertida en directiva y la directiva en ley, de modo que mejor ir anticipando lo que inevitablemente llegará a la normativa española. Subraya la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que los residuos han disminuido en más de un 1% entre 2004 y 2012, probablemente por el descenso del consumo provocado por la crisis, aunque eso no ha evitado que cerca de 5 toneladas de basura por persona acabaran en 2012 enterradas en vertederos, incineradas„ ilegales o no„o simplemente olvidadas en una cuneta (descartadas, dice eufemísticamente AEMA). La solución a este problema, que más que medioambiental es un derroche casi criminal de recursos aprovechables, es establecer una jerarquía en los residuos que los países y con ellos sus regiones, landers, o nacionalidades, históricas o no, harían bien en imitar. Así, la prevención de residuos tiene la prioridad más alta en la jerarquía, seguida de la reutilización„ que incluye políticas y técnicas para hacer más fácil el reuso de los materiales„ y el reciclaje. A un nivel inferior se encuentra la eliminación como la opción «menos deseable».

Dice Europa, con razón, que la reducción de los residuos generados y «descartados» puede dar lugar a una amplia gama de beneficios ambientales, económicos y sociales», como son la reducción de la contaminación en el agua, las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de materiales valiosos.

La Comunitat Valenciana y otros gobiernos locales o regionales del litoral mediterráneo trabajan en esta dirección aunque no siempre las buenas intenciones acaban de cuajar. La Generalitat ha dicho no a las incineradoras, pero está por ver dónde está la alternativa. Nadie entendería ahora que el denostado vertedero de Dos Aguas, ilegal y más activo que nunca, acabe convirtiéndose„ de hecho ya lo es„ en el único refugio para intentar esconder el fracaso de la política de residuos en los últimos 30 años.

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