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Estilismo político

Fíjense si las cosas han cambiado que en el nuevo Congreso de los diputados hay más partidos que en la Liga Nacional de Fútbol, ya era hora: responden a la diversidad real de la calle, que aún es más variada. Y ya no hay monopolio en la derecha, aleluya. Y en vez de juristas y una nube de economistas y de abogados del Estado (con lo peligrosos que son los abogados del Estado, por no hablar de los economistas), hay real people: una piloto de helicópteros, una mamá con rorro, un cámara de televisión y hasta un guardia civil y un policía nacional: a ver si se agilizan los trámites para alguacilar a algún delincuente con escaño, del PP, por supuesto, que mediaba en adjudicaciones y después ingresaba la pasta en las Antillas holandesas. Actividad corsaria.

Hay muchas mejoras políticas palpables frente al mundo declinante de arbitristas y considerandos, dios qué bien, pero si quieren hablar de estilismo, sea. Pilar Cernuda expresó en nombre de toda la derecha (que tiene más divisiones que Stalin) el horror y el hedor que sienten al ver a la purria informal en los palacios del poder, aunque sólo sea el poder simbólico del Parlamento. No es que huelan mal -por más que guarros hay en todas partes y hasta en las casas con trescientos metros cuadrados y media docena de baños-, es que huelen distinto a su propia horda. Para tufo (a rancio) los tasajos de momia del Imperio Antiguo.

Como hay muchas batallas reales que librar no conviene perder el tiempo en convertir el vestuario y los gestos en bandera de disidencia. Al tajo, que es mucha la labor. Yo creo que un diputado se ha de vestir de diputado. Y esa regla vale para reporteros, notarios, albañiles o lampistas. Una vez llamada la atención, hay que dejar de llamarla. De hecho, uno de los síntomas del próximo colapso de la civilización es que los jefes de mecánica de las concesionarias comparecen con una bata blanca de jefe de Endocrinología de la clínica Mayo. Llaneza, muchachos: traje oscuro y camisa morada (que les queda muy bien a los morenos). O traje claro y camisa roja ¿Sin corbata? Por supuesto.

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