El título le viene al pelo al programa. Porque A mi manera se basa en versiones musicales y toma el nombre de My way de Sinatra, que también fue la versión de una canción francesa traducida por Paul Anka. Pero de eso casi nadie se acuerda y sospecho que lo mismo pasará con estas versiones televisivas. La idea tampoco es original, pero ha triunfado en el extranjero y La Sexta ha decidido intentarlo juntando en una mansión de lujo a siete cantantes. Todos menos uno tuvieron su momento de gloria en los 80 y los 90. ¿Alguien me puede explicar qué hace ahí David DeMaría?
El primer programa homenajeó a Mikel Erentxun y cada semana le tocará a uno de los habitantes del chaletón de Mallorca donde han alojado a los artistas. Entre su repertorio, cada uno interpreta una versión en el jardín. Parece una fiesta privada donde todos se quieren muchísimo, desde el primer minuto. La casa une, como ya inventó Gran Hermano, pero esto sí que es verdaderamente VIP. Corren el vino y las risas en un entorno elegante con playa privada, donde las cámaras son respetuosas con la intimidad.
La producción del concierto es exquisita, que ya es mucho, y los artistas hacen lo que se espera de ellos: la valenciana Sole Giménez le pone Alma de blues a Duncan Dhu, Antonio Carmona aflamenca, Marta Sánchez vocaliza y Manolo Tena no se saca ni las manos de los bolsillos mientras lee la letra. La otra cara del programa es la entrevista que le hacen al tímido Erentxun sus compañeros de encierro: confesiones sobre los años salvajes de la fama, el éxito y el rock and roll, cuando las fans que se colaban en los hoteles.
Como reality el interés es escaso, pero es buena opción para los mitómanos del remember.
