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Cosas urgentes

Después de hablarles de las terapias milagreras y de los escritores jubilados, volvamos, sólo un rato, a la política. Puede que el PP juegue, como hace, creo, Podemos, a las repetición de elecciones. Lo dio por hecho Mariano Rajoy en su conversación con David Cameron, el premier británico, pero de lo que se trata es de que ningún dignatario extranjero se vea obligado a estrechar la mano pringosa de unos ministros sospechosos de sobresueldos y de no ser mejores que su tesorero, que ya estuvo en la cárcel y que debe volver a ella. Esto es: el PP ha de convencernos de que no es, como parece, un conglomerado de bandas criminales que creyó que el asalto al poder, legítimo, incluía el asalto a la fiambrera y el saqueo impune y general de los fondos públicos y de los fondos privados de las entidades crediticias que controlaban. Refundación, ya.

Si no arrogantes, un poco dados al exhibicionismo táctico si que he visto a los dirigentes de Podemos. Cuidado: lo que crece rápido se puede desvanecer a la misma velocidad y aunque creo que este partido ha venido para quedarse entre nosotros, sus posibilidades de superar los errores inevitables depende de la capacidad de conectar, regularmente, con el impulso que los elevó: la ilusión, la lucha contra los corruptos, la reforma de los reglamentos para un juego más justo y más noble, la lucha contra la casta política vieja y emputecida. La atención de urgencia a los compatriotas más castigados por las horribles prácticas financieras.

No es importante qué fuerzas entran en la futura combinación de gobierno con tal que sea estable y suficiente y no esté el Partido Popular porque, sencillamente, no está presentable. Ducha y perfume. Entre el apoyo activo y la abstención hay todo un repertorio de formas de apoyo a un Ejecutivo de corta pero decisiva vida, pues se aproxima otra tormenta financiera, derivada del cansancio chino, el belicismo en el Pacífico y Oriente Medio, la crisis de los refugiados y otros desconsuelos. Podemos, y también Ciudadanos, deben comprender este sencillo hecho y actuar en consecuencia: con la debida generosidad y, esta vez sí, patriotismo.

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