Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Bebé en el cine

Eso que pasas por la puerta de los cines Lys. Es un día cualquiera de Fallas y consigues ver entre el gentío una decena de personas que han decidido dejar a un lado petardos y charangas. Van a pasar una tarde tranquila mirando atentamente la grande y luminosa pantalla de los cines con más encanto de la ciudad. Les miro sorprendida, y les envidio un poco. Envidio su libertad de elegir el plan que más convenga, sin importar día, hora o estado en el que vive el centro de la ciudad con miles de turistas deambulando por las calles. Automáticamente pienso en la conversación de hace unas semanas con mi amiga Aída, mamá primeriza de una bebé preciosa. Aída es de esas mamás a las que les importa tres pimientos todo y hace lo que le apetece básicamente cuando le apetece. Su vida social apenas ha cambiado desde que nació Alma. Ella y su marido salen a cenar, quedan con amigos exactamente igual que antes e incluso van al cine. Sí, sí, van al cine. Conozco a gente que no ha vuelto al cine desde que nacieron sus retoños, los cuales están a punto de tomar la Primera Comunión. No salen a cenar porque tienen hijos, no quedan con amigos, no hacen nada. Y lo peor es que sus hijos tampoco. Ponen a sus niños como excusa para justificar su inexistente vida social (y me da a mí que sexual). Por eso no se qué van a hacer ahora que tener un bebé ya no es excusa ni para disfrutar en pantalla grande del séptimo arte. Me lo contaba Aída entre emocionada y agradecida: tener un bebé ya no le frena ni para ir al cine. La sesión Teta de los cines Lys es la última novedad que tiene revolucionados a los papás y mamás todoterreno. Ahora los padres de bebés lactantes pueden ir al cine con el niño o la niña y ver la peli que proyectan para ellos. Da igual que llore, grite o berree, pues puede que a su alrededor haya una situación muy similar... Ya sean Fallas, Ofrendas o bebés elegir en cada momento el plan que más convenga sin ningún tipo de freno, tan solo el de las propias limitaciones que uno se autoimponga, es un auténtico gustazo. Así es que ya sabe, menos excusas y más hacer lo que a uno le apetezca, oiga.

Compartir el artículo

stats