Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un desafío contra la liga

Cuando se anunció el desafío de Soro III y Puchol II contra Félix y Javi, nadie podía imaginar que la liga de fútbol española se decidiría precisamente a la misma hora y con la transmisión por televisión en directo, libre y gratuita, para todos los hogares de medio mundo. Poderoso caballero es el fútbol pero Pelayo, que tiene siglo y medio de vida, que ha visto monarquías y repúblicas, guerras y paces, no se rinde. A nadie se le ocurrió retrasar la cita, ni adelantarla. Eso hubiera sido una rendición incondicional. No sé si habrá tiempo de producir una pancarta que cruzara la calle con aquel lema del «No Pasarán». Los nuevos rectores de este templo de la cultura popular valenciana deberían saber que en la sociedad del siglo XXI vale más un lema, una foto, una idea, que mil gestiones. Si mañana esa pancarta luciera a las puertas de Pelayo, que son las puertas que confluyen a otro templo del saber que es la librería París Valencia, la foto aparecería en medio mundo. Aquí, vendría a decir, pueden llegar legiones de periodistas hablando de un balón, que nosotros, seguiremos golpeando a una dura pelotita. Puede paralizarse la nación con teorías conspiratorias arbitrales, pueden dedicarse a la causa del desafío mesetario/periférico cuantos minutos y segundos caben en un día. Puede paralizarse el comercio mundial pendientes de A Coruña o Granada que Pelayo, a la suya, a recordar que en su cuerpo histórico no existe enemigo invencible. Pelayo ha sobrevivido a huracanes y diluvios, a fuerzas poderosas porque la pilota es el poder del sentimiento, de la fidelidad a unos valores y unos principios. Es el poder de lo trascendente.

Así es que esta tarde muchos iremos a Pelayo no solo para disfrutar de una partida de las que salta la norma y atrae por su novedad; no sólo iremos para acompañar a cuatro ases del deporte que amamos porque nos da la gana; iremos para testimoniar nuestra militancia activa por la causa que respeta la memoria de aquellos que perseveraron en privilegiar a un deporte propio; que nunca desertaron del mismo. Seremos unos pocos centenares frente a cientos de millones. No importa. Disfrutaremos de un carxot, de un rebot, de una volea, de un bot i braç de varios chavales que parlen valencià, que han llegado del pueblo cercano y que de niño soñaban con llenar Pelayo, el Wembley del deporte heredado de nuestros tatarabuelos. Aquí estamos.

Compartir el artículo

stats