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El 'día sin bañador'

Soho no es Londres. Soho es un barrio un poco italiano, un poco judío, un poco francés, un poco ruso? ¿Se imaginan ustedes al Mediterráneo metido en un depósito de ladrillo? Pues algo así viene a ser Soho: un Mediterráneo que ha caído totalmente en poder de los ingleses y al que los ingleses le han tapado el sol». (Julio Camba, 1923).

Han transcurrido muchos años desde este párrafo del siempre lúcido e irónico Camba. Y sus temores se han cumplido, exactamente en el veraniego Mediterráneo de los bañistas „nacionales o extranjeros„el ladrillo de todo el año y el abigarramiento o más bien hacinamiento.

La alarma es general. Millones de homínidos, atraídos por el sol y el agua del contaminado Mare Nostrum, madrugan como si fuesen a la oficina para coger sitio en la primera línea del frente. Es la guerra, pero al revés. Algunos ayuntamientos han fijado la hora de ocupación de la platea sobre la arena a las ocho de la mañana.

Entonces, comienzan a correr hacia la platea con todos los pertrechos: sombrillas, toallas, neveras portátiles, los niños o las hamacas e incluso un libro „Cincuenta sombras de Grey„ ideal para la playa por la sombra mental que proyecta.

Muchos (y muchas) bañistas acuden en tropel (como en la carrera de carretas de los colones en el western Cimarrón), provistos de aparatos para reproducir música „mala: rock o los ídolos gritones de actualidad„ y fastidiar a sus vecinos de acampada al creer que están en una discoteca hard o techno. Otros, en tanga y en bici, se dedican a sortear a los peatones-bañistas que caminan por los paseos adyacentes. Los más peligrosos, además de cretinos, son aquellos que tripulan patinetes eléctricos o skates.

Los negros del top manta («jamás se justifique, es signo de debilidad», le dice el capitán Maddocks al teniente Gallatin en la novela Un tronar de tambores, de James Warner Bellah, uno de los guionistas de John Ford) exhiben sus falsificaciones para que alguna bañista se evite ir a las rebajas de los comercios que pagan sus impuestos.

Los fumadores que todavía insisten en enfermar de cáncer, siguen encendiendo cigarrillos a pleno sol. Como la masificación es absoluta, sus compañeros de parcela no fumadores reciben el pestilente olor de sus cigarrillos. Entierran las colillas en la arena.

Los periódicos, las televisiones y las cadenas de radio difunden cada año los efectos nocivos „a veces letales„ del sol. El cáncer de piel. Pero la masa no sigue ninguno de los consejos preventivos. Con la alegría de la ignorancia o la seguridad de que su piel no tiene fecha de caducidad, miles de bañistas llegan a la playa a partir de las 11 ó 12 horas de la mañana, precisamente cuando el sol es más mortífero. Y ni siquiera se embardurnan con un factor de protección 60 / 90. La piel tiene memoria, y tarde o temprano les aparecerá un cáncer de piel. Están avisados.

Además, están las playas autorizadas para perros, como la de Pinedo (playa can, ¡qué cursilería!). Una marranada legal por las presiones de lo políticamente correcto y los animales „se supone que racionales„ del Movimiento Animalista. Defecan y orinan en la arena, dejando bacterias por doquier. Perjudican a los bares y restaurantes porque el playista normal no va a contemplar perros (y perras) haciendo cabriolas y lamiendo a sus dueños. Como dijo un perro muy inteligente: «El mejor amigo del perro es el hombre».

Sabemos de buena fuente que en el colmo del delirio hay bañistas perrunos de Pinedo que le aplican a sus perros una protección Eryfotona AK-NMSC, muy recomendable para la queratosis actínica. Cuando regresan a su domicilio los duchan y los lavan con el champú Friskies, con aceite del árbol del té.

La última ocurrencia la acaba de protagonizar la alcaldesa de Madrid, doña Manuela Carmena, y su grupo municipal repleto de activistas de Podemos. Se titula el día sin bañador. Fecha: 1 de agosto. Consiste en quitarse lo de arriba y lo de abajo, en el caso de las mujeres, y lo de abajo, sólo los hombres. Tan grandioso espectáculo ha sido autorizado, como un medida de progreso más, en las piscinas municipales de Madrid que lo soliciten. Doña Manuela Carmena ya ha asegurado que no se lanzará, vestida de esta guisa, desde uno de los trampolines.

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