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José Sierra

La Navidad no es inocente

La semana ha venido cargada de noticias sobre el Cambio Climático y sus efectos. No son buenas: la banquisa polar, ártica y antártica, está adelgazando y ocupa cada vez menos superficie; las emisiones de metano andan disparadas y también las de CO2, de nuevo en máximos nunca registrados hasta ahora. Eso sí, ha entrado en vigor el Acuerdo de París contra el Cambio Climático, que no esta mal, pero que hay que cumplirlo. Lo han firmado más de 100 países; España no, y eso que ya no estamos en funciones. Por otra parte, la calle, los anuncios, los grandes almacenes, infraestructuras que nos hacen la vida más fácil ( o eso parece) como aeropuertos, estaciones de ferrocarril, autopistas, etc. están llenos de guiños a la lucha contra el Cambio Climático. Si te duchas en un hotel te dicen que midas tu huella hídrica o que no uses todas las toallas, que hay que lavarlas después, y a las 2 de la madrugada alguien te pasa por debajo de la puerta de la habitación un documento en el que te dicen que tu huella de carbono es cero, pero que ¡ojito!, que te puedes pasar si sigues por ese camino. Subes a un avión y lo mismo, mientras al lado de la autopista, los carteles del tram te dan la enhorabuena si eliges esta opción, la «opción verde», dicen. Al final te sientes como un gusano. En todo caso, y esto es lo mejor de la hipocresía en la que nos estamos instalando, ocurre que como ya pasó en la Edad Media, no hay nada que no pueda perdonarse con bulas, dispensas e indulgencias plenas: basta un pequeño donativo y entonces alguien planta un árbol por tí y te puedes ir tranquilo a la cama. Fenomenal! Ahora sí que nos entendemos.

Cuesta entender sin embargo el por qué en estas ciudades europeas (hablo de Mánchester, pero podría hablar de Bruselas, Madrid o Valencia) tan bien intencionadas en el combate contra el Cambio Climático, no tienen el menor pudor en encender con gran boato y con éxito de crítica y público la fastuosa iluminación navideña. Y lo hacen cada vez un poquito antes (el 4-N en Manchester), no vaya a ser que alguien se les adelante. Como si esas luces no consumieran energía con la que seguramente estamos incrementando las emisiones de CO2, como si eso „el derroche„ no tuviera nada que ver con el Cambio Climático.

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