Los ecosistemas costeros están sometidos al impacto negativo provocado por el desarrollo de numerosas actividades socioeconómicas, que han terminado por contaminar los mares. Entre las amenazas que acechan la sostenibilidad de estos ecosistemas existe un nuevo grupo denominado contaminantes emergentes, que incluyen compuestos de distinta naturaleza química que proceden de fármacos o productos de higiene personal, y cuyos efectos apenas se conocen. Para estudiar este fenómeno, el Ministerio de Economía y Competitividad ha financiado un proyecto de investigación liderado por Julián Blasco Moreno, del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (CSIC), y en el que participan investigadores de la Universidad de Córdoba, y colaboradores de las Universidades de Texas y Monastir (Túnez).

Según explican los promotores del estudio, la mejora de las técnicas de análisis y de los programas de seguimiento ambiental ha permitido detectar en dichos ecosistemas la presencia de sustancias como fármacos, modificadores de la actividad endocrina, productos de higiene personal, nanopartículas y microplásticos, entre otros. Esa contaminación química ha generado una preocupación en la comunidad científica, que advierte que la producción de compuestos químicos se duplicará en 2024 y que muchos de ellos acabarán en el medio marino, provocando previsiblemente efectos dañinos en los ecosistemas y en las personas.

El equipo de investigación del Proyecto EPICS (Emergent Pollutants in Coastal Systems) pretende estudiar el comportamiento ambiental de los contaminantes emergentes con el objetivo de relacionar el papel que juegan y sus efectos perjudiciales en los organismos. Para ello tienen previsto realizar una serie de ensayos con muestras recolectadas en ecosistemas litorales de diversas zonas geográficas para analizar su comportamiento, biodisponibilidad y transferencia trófica -traspaso de sustancias a través de los diferentes organismos-.