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El grupo

Hace unos días volví a ver La ola, una película basada en un experimento real llevado a cabo en 1967 por un profesor de historia en un instituto de California, para enseñar porqué los alemanes consintieron la masacre nazi. La película, contextualizada en la actualidad, trata este hecho a partir de la figura de un profesor muy carismático que tiene que explicar a sus alumnos qué es la autarquía y cómo la sociedad puede acabar legitimando un sistema autoritario. Para ello, establece pautas basadas en ideas como la disciplina y el sentimiento de pertenencia al grupo. Al final, el experimento se le va de las manos y lo que empieza siendo un juego, se convierte en realidad. El grupo cobra vida propia.

La sociología entiende que la sociedad está integrada por grupos de individuos. Desde la familia, que sería el más primario, hasta el grupo de amigos o compañeros de trabajo, por citar algunos ejemplos; interaccionamos, nos comunicamos e incluso nos desarrollamos, a través de los grupos sociales.

Actualmente, las nuevas tecnologías están facilitando el surgimiento de otra clase de grupos a través de las redes sociales, como por ejemplo, WhatsApp. Convirtiéndose, en algunos casos, en foros óptimos en los que sus miembros acaban desarrollando actitudes o expresiones que pueden resultar aberrantes e incluso delictivas.

Así, las conversaciones que mantenían un grupo de policías locales de Madrid, en las que, al parecer, propinaban amenazas e insultos a la propia alcaldesa. O, el grupo la manada, que acaba de ser juzgado por un delito de violación, en grupo también, a una joven. Foros en los que unos escriben y otros callan: «Follándonos a una entre los 5», «Jajajaja». Contaban los primeros a los segundos de la manada.

Sin verse las caras, sin posibilidad de interpretar esa parte de la comunicación que es el lenguaje no verbal, emergen estos nuevos espacios que permiten una interacción de conjunto e individualizada a la vez. Sabemos que las redes sociales ofrecen tantas ventajas como inconvenientes. El sentimiento gregario hace que queramos estar ahí, en el grupo. Sin embargo, en ocasiones, éstos se acaban convirtiendo en verdaderas zonas de peligro.

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