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Maite Mercado

In fraganti

Grabamos a funcionarios escaqueándose y cómo algunos empleados de baja en la empresa privada hacen una vida normal o incluso trabajan de manera fraudulenta para otros». Este era el tema del último reportaje de «En el punto de mira» de Cuatro que consiguió su mejor audiencia de la temporada, superando los dos dígitos, muy por encima de la media de la cadena: un 11,5 % de cuota y 1.854.000 espectadores. A estas cifras hay que añadir la gran repercusión que tuvo en las redes este asunto que siempre cabrea, mucho más en el caso de los funcionarios a los que pagamos todos.

Los datos tienen aún más mérito al haberse obtenido en una competida franja frente al estreno de «Maestros de la costura» en La 1 y el siempre eficaz «Got Talent» en Telecinco.

Los coches en doble fila en la calle trasera de la Ciutat de la Justícia pocos minutos antes de las ocho de la mañana para entrar a fichar y volver a salir indignan a cualquiera. No son muchos teniendo en cuenta que trabajan allí más de 1.200 personas pero son demasiados en un país en el que el paro sigue siendo el principal problema para todos.

El elevado absentismo en los juzgados valencianos no es nuevo. Pedro Piqueras en Informativos Telecinco se hacía eco en 2011 de la noticia de Levante-EMV que denunciaba exactamente las prácticas que esta semana han recogido las cámaras de Cuatro. Dijeron entonces que se abrirían expedientes. Ahora aseguran que cambiarán el sistema para que se fiche desde el puesto de trabajo y no desde un aparatito justo en la puerta para que puedan entrar y volver a salir en unos segundos, como se cronometraba en unas imágenes que demostraban una realidad que un responsable sindical consideraba solo «tópicos».

Hace siete años la foto del periodista de este diario que desveló la situación aparecía fotocopiada en una diana colgada en los despachos de algunos encargados de administrar justicia. Esta semana Boro Barber denunciaba después de la emisión del reportaje que le habían hecho llegar las amenazas de una funcionaria: «Como tengas un juicio en València, date por condenado». El valenciano lo contaba en «El Programa de Ana Rosa», sin dejar de mencionar que otros le habían agradecido que mostrara la desvergüenza de unos pocos. Sin embargo, como en otros ámbitos, el discurso de las manzanas podridas no puede ser una excusa ante la ineficacia de la Administración en el control de sus propios trabajadores.

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