Vuelven a sonar los cantos de sirena que, como desde la antigüedad, se dice que quienes sucumben a ellos mueren atrapados, engañados y ahogados. Hoy sabemos que esos cantos que atemorizaban a los marineros, posiblemente no eran más que focas y manatíes. Pero cuando nos acercamos a un período electoral, volvemos a caer en las palabras agradables de esas sirenas, que embelesan y seducen, en las que nos arrastran por su grandiosidad a un falso futuro, mediante una seducción que solo esconde engaño y falsas promesas.
En la vida y acontecer diario de nuestra política se observa cómo en los últimos tiempos surgen partidos políticos y líderes que trasladan a la sociedad sus promesas y mensajes con el único fin de alegrar los oídos de quien les escucha.
Las sirenas actuales navegan entre dos aguas, como en la mitología, y se reúnen esperando que pasen los barcos y poder cantarles o decirles lo que quieren escuchar. Como en el caso de las sirenas de la mitología, a estos políticos les importa bien poco si lo que cantan es bueno o malo; o si lo que cantan va en consonancia al viento que sopla, porque eso poco les importa. Algunas de las nuevas sirenas solo cantan según las encuestas y pueden llegar a cambiar el estribillo las veces que haga falta. Lo que realmente les preocupa a estas sirenas de la nueva política es poder atrapar al mayor número de marineros.
Podría pensarse que estamos a un año de las elecciones autonómicas y locales, y que de alguna forma, el tiempo marca la necesidad de salir a navegar y prometer. Pero lo que no se puede considerar lógico es que algunos pretendan captar al mayor número de votantes por medio de engaños y falsas promesas. Para algunos es muy fácil no mojarse, aunque sean sirenas, en temas de máxima importancia para toda la sociedad.
Navegaremos un año por aguas de campaña electoral y el océano va a estar lleno de sirenas. Unas cantarán todo lo que queremos oír, aunque luego nada puedan cumplir; otras ya sabemos que cantarán una cosa pero pensarán otra; habrá sirenas que querrán imponer sus cantos al resto y así habrá tantas sirenas que será muy difícil no caer en sus engaños. Por lo que es importante no dejarse llevar por éstos y reflexionar qué futuro queremos para nuestros municipios y para nuestra comunidad autónoma.
Porque las sirenas de la televisión y que emiten esos cantos tan bonitos, no son las que gobernarán en nuestros municipios. Será importante afinar nuestros oídos de marinero y recordar como dice el dicho que, «delfines que mucho saltan, viento traen, y calma espantan». Buen viaje, marineros.
