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Talento excedente

La noche que acababa la última edición de «Got Talent» recuerdo la pausa para la publicidad en la que se anunciaba la llegada inminente de «Factor X», la búsqueda del talento y la audiencia nunca descansa en la pantalla amiga. Final que empalma con el principio, y en ambos siempre Risto incombustible en primera línea, Risto implacable con todo participante que se le ponga por delante y al cuadrado, porque si algo funciona ¿para qué cambiarlo? Me pregunto si hay talento suficiente para alimentar todos los espacios y cástings en masa con los que conseguir tanto juicio de talento rápido y televisado.

A veces me quedo enganchado, a ver qué le dicen a este o a la otra, anónimos que quieren dejar de serlo, demandantes de una oportunidad que compran a cambio de unos minutos de fama. En ocasiones el precio de la gloria sube cuando, no pocas veces, se paga el peaje de contar un capítulo triste de la vida del aspirante con el que emocionar a jurado y público. Aquí las canciones se entremezclan con lágrimas e historias de personas allegadas que ya no están o infancias duras, ambos temas muy recurrentes para apelar a las emociones.

De Rosa de España a «Cómeme el donut» ha llovido mucho y más que lo hará porque Telecinco con «Factor X» en marcha viento en popa y a toda vela, y con las próximas ediciones de «La Voz» y «Got Talent» aseguradas, anuncia la puesta en marcha de «American Idol», el «OT» americano que sustituirá el patrio que dejaron perder. Hay que encontrar más Amaias.

Dar voz a tantas voces entretiene y lejos de mostrar agotamiento, consigue magníficos datos de audiencia, lástima que muchas de ellas, algunas muy buenas, caigan en el gran salón del olvido inclemente que conlleva el excedente de talento televisivo...

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