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Voro Contreras

Hace frío en À.punt

Enchufo la televisión pública valenciana -À. Punt, le llaman- y veo que hace frío. Botifarra y Miquel Gil van en «Bambant per casa» con bufanda y polar, y me digo que será porque andan por Els Ports. Pero también veo que Eugeni Alemany lleva en «Trau la llengua» chaquetón bien abrochado pese a estar en las salinas de Guardamar. En «Cuineres i cuiners» Ricard Camarena y Quique Dacosta observan el mar desde el puerto de Dénia con sus americanas de invierno y chalecos acolchados. Y algunos de los entrevistados en un programa sobre simpáticos tópicos valencianos («Assumptes interns») también ponen cara de frío mientras contestan a las cosas que les preguntan. Asustado, echo una mirada al calendario de la cocina y me confirma que estamos en junio, y después me asomo a la ventana y observo como la chiquillería (y, ay, también los mayores) van por la calle en pantaloncito corto y dos señoras en un banquito se abanican con precisiónprofesional.

Sí, en la televisión pública valenciana todavía es invierno mientras su público empieza a asarse de calor. Y aunque la cosa tiene fácil explicación -los programas, obviamente, se empezaron a grabar a partir de diciembre, después de que el Consejo Rector aprobase los contenidos del asunto-, el contraste es llamativo. En mi caso particular me provoca cierta desazón, una impresión de estar viendo reposiciones pese a que realmente son programas de estreno absoluto. Únicamente los noticiarios y los magacines con conexiones en directo de periodistas que mueven la mano en la que no llevan el micrófono para transmitir entusiasmo, logran arrancarme del estupor anticlimático.

Por lo demás, bien. À Punt tiene buenos programas, dignos de emitirse en una televisión pública, y, por supuesto, también algunas cosas que mejorar (además de la del clima interno). De entre lo bueno, me hizo especial ilusión el programa musical «L´estudi» que presentan Mireia Pérez y Vicent Colonques. Me ilusiona por lo obvio, porque es un programa musical, algo cada vez más difícil de ver en una tele generalista. Pero también me ilusiona la idea esta de juntar a artistas con diferentes aspectos y objetivos para que demuestren su creatividad versioneándose mútuamente y trabajando juntos recreando un clásico popular. Y me ilusiona ver que es un programa entretenido, rápido, con pocas ínfulas (no como algún otro programa de esta parrilla, bastante pedante) y hecho con oficio. El primer programa, que juntó a Gambino con Mireia Vives y Borja Penalba, me hizo olvidar por unos minutos la contumaz sintonía de «Assumptes interns». Yo no le pido nada más a la nueva televisión pública.

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