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Julio Monreal

#Queremoscorredores

El inolvidable Jorge, de la primera edición de «Gran Hermano», acuñó una frase que hoy viene al pelo para lamentar las últimas novedades: «¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?», se preguntaba el concursante maldiciendo su mala suerte cuando todo le salía torcido en el concurso sin que él hubiera merecido su infortunio. ¿Quién está empeñado en poner la pierna encima de la Comunitat Valenciana para que tenga menos oportunidades que las demás a la hora de dejar atrás una década de crisis económica cuyas heridas están muy lejos de cicatrizar?

Si nadie lo remedia a tiempo, el nuevo mapa de redes prioritarias del transporte europeo, en su más importante revisión desde 2012, quedará cerrado en los próximos meses con un clamoroso vacío en el triángulo que forman las tres ciudades más importantes de España: Valencia, Madrid y Barcelona. Dos corredores de interés para la Comunitat Valenciana, el que comunica València con Madrid y el puerto portugués de Sines y el que une Sagunto con Teruel, Zaragoza y Bilbao para facilitar la conexión entre el Mediterráneo y el Cantábrico, se han quedado fuera de la red básica continental, esa que recibe el sello de prioritaria y opta a una financiación europea de hasta el 75 % de su coste. Otros seis pasillos ferroviarios para mercancías sí han entrado en la división de honor del transporte europeo. En Asturias, Galicia, Cantabria, Castilla-León, Andalucía, Extremadura, País Vasco, Navarra, Rioja y Cataluña celebran el nuevo mapa esbozado por Bruselas a partir de las propuestas del Gobierno español que presidía Mariano Rajoy hasta hace 24 días.

El Ministerio de Fomento del popular Íñigo de la Serna, ex alcalde de Santander, emitía el pasado 6 de junio, un día antes de ceder la cartera al socialista valenciano José Luis Ábalos, una nota de prensa en la que expresaba su satisfacción por el hecho de que la Comisión Europea hubiera aceptado su propuesta de nuevos corredores prioritarios, la que había trasladado en diciembre pasado a Bruselas. El texto informativo detallaba todo lo conseguido pero omitía lo que no se había logrado: de los nueve pasillos ferroviarios para los que se pedía prioridad, el gobierno de la Unión aceptaba seis y dejaba fuera tres, entre ellos los dos que afectan directamente a la Comunitat Valenciana para el período 2021-2017. Un revés que ha permanecido oculto hasta este viernes y ha provocado una ola de indignación en las instituciones, el empresariado, los sindicatos y todos los agentes sociales y políticos valencianos.

Nadie va a levantar las vías ferroviarias entre Madrid y València ni entre Sagunto y Zaragoza. No se trata de eso. Los fondos europeos han tenido una influencia decisiva en el desarrollo de las redes de transporte tanto por carretera como de ferrocarril. Los mapas que la Unión elabora y en los que aparecen fijadas las prioridades tienen un valor fundamental, porque marcan el destino preferente de los presupuestos europeos. Si uno está en la primera división opta al 75 % del dinero y si está en segunda, al 10 %. En el caso de los corredores españoles, los de interés para la Comunitat Valenciana se quedan, si no cambia la situación, en el segundo vagón, mientras los seis aprobados recibirán el impulso del presupuesto y el aliento comunitarios.

En el nuevo mapa, al que la Comunitat Valenciana va a presentar alegaciones a fin de evitar la grave discriminación que se propone, se mantiene como prioritario el corredor mediterráneo, el que recorre el litoral del Mare Nostrum entre Algeciras y la frontera francesa. Pero frente a esa línea nace una tupida malla ferroviaria al Norte, al Sur y al Oeste de Madrid, territorios en los que la suerte sonríe con la boca abierta a las infraestructuras para viajeros y mercancías. Y entre lo que Europa deja de invertir en un territorio y lo que gasta en los vecinos se abre una brecha de competitividad y desventaja para los valencianos. Si finalmente el frente impulsado por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, no logra introducir los corredores valencianos en la red prioritaria tendrá que ser el Gobierno de Pedro Sánchez el que reequilibre la situación. Y el dinero que se gaste en ello no irá a otro destino. Así ha sucedido con la línea Valencia-Sagunto-Teruel-Zaragoza, en la que Fomento, a instancias del puerto de València, está invirtiendo más de 50 millones de euros en su modernización para facilitar la salida al Mediterráneo de los vehículos fabricados por General Motors en Figueruelas.

Como le gusta decir al secretario autonómico de Infraestructuras, el catedrático de Geografía Josep Vicent Boira, los mapas tienen una importancia capital. Los inversores internacionales observan los planos cuando tienen que decidir dónde van a depositar su dinero. Y en estos momentos el futuro queda bastante comprometido. La firma china Cosco acaba de hacer una apuesta fuerte por el puerto de València por su liderazgo en el tráfico de contenedores. Pero una pérdida de eficiencia y conectividad, o, lo que es lo mismo, el avance de plazas competidoras como Barcelona, muy beneficiada en el nuevo mapa, puede hacer que el interés y el dinero se vayan por donde vinieron. El puerto de València tiene en proyecto una ampliación por el Norte, un acceso en túnel hasta sus muelles y una expansión tanto para ampliar su influencia hacia el interior de la península y Portugal como hacia nuevas rutas interoceánicas. El mapa europeo le corta las alas y lo coloca en una evidente posición de desventaja, injustificada para un recinto que se ha labrado su liderazgo a base de planificación y trabajo.

Como el puerto, que no es más que una potente herramienta para las empresas y la sociedad valenciana, hay otros damnificados. La empresa Mercadona ha apostado de forma decidida por Parc Sagunt para instalar su nueva superbase logística, con tanto éxito que el suelo disponible prácticamente se ha agotado en pocos meses en la fase 1 del polígono y se habilita a toda prisa la zona 2. Juan Roig pudo haber elegido otro lugar, pero quiso hacer patria y su empeño atrajo a otros empresarios hasta rellenar un suelo industrial que lleva años viendo crecer los matojos. El ferrocarril no se va a ir de Sagunt, pero su desarrollo va a ir más lento si no cambian las cosas.

Desde 2002 con la comisaria Loyola de Palacio, las necesidades valencianas en infraestructuras se arrastran por Europa. El AVE, el corredor mediterráneo, los ramales transversales... Todo es tan difícil como los trabajos de Hércules. No habrá una mano negra pero desde luego lo parece.

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