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Ya no queremos fichar a Cristiano

La imagen de una hucha en un bar pidiendo dinero es retrato del destarifo

La historiografía demostrará que València y el Valencia comenzaron a irse al garete el día que el club quiso comprar a Cristiano Ronaldo. Sí, ya sé que pasaron cosas antes y que quizá la pretensión es consecuencia y no causa, pero la historia necesita fotografías y la imagen de una hucha en un bar recaudando dinero para el fichaje es el perfecto retrato del gran destarifo. No era una humorada fantasiosa, era una dedicación laboriosa a falta de un café. No había nada de malo en fichar a Cristiano, lo dramático era todo lo anterior: querer ficharlo.

El solo gesto suponía gestionar el club sin entender de qué va su idiosincrasia, sin saber que a lo que el Valencia debe jugar es a tomar a Ronaldo antes de que llegue al United y no después.

Ya no queremos fichar a Cristiano. Y qué buen síntoma. Deduzco una entidad que se conoce mejor, con el autodiagnóstico hecho, que arenga menos burbujas y no ambiciona convertirse en lo que no debe. Favorece la mayor pleitesía social porque no obliga a vender moos.

De qué va este Valencia, tendremos que preguntarnos en la pretemporada. E irá de ser reconocible, disciplinado, de anteponer el grupo a la proyección individual.

El Mundial ha sido una demostración de que los equipos que saben a qué juegan, que se conocen bien y no dudan de sus virtudes, llegan más lejos y reducen sus debilidades. Aunque desde cuando el Mundial sirve para sacar ninguna conclusión representativa€

El Valencia, aferrado a la realidad, llegará más lejos que el que levitaba en busca del maná más ruidoso.

La confusión vino cuando al modelo de entidad que quería fichar cristianos (a todo esto, luego lo que venían eran regueiros) le sucedió una política de precarización camino de querer hacer del Valencia un Deportivo de vanguardia.

Saber lo que uno es y actuar en consecuencia poco tiene que ver con despedazar un equipo y venderlo al mejor postor.

En cambio, tiene que ver con manejar un modelo, jugar las cartas propias, hacer apuestas de futuro y esfuerzos de presente; y nunca ser tan rancio como para comparar València con Nueva York, ni con Madrid ni Barcelona, porque su potencial (y su felicidad) pasa por desmarcarse de ellas.

Sucedió como con los memes de AliExpress. Pedimos a Cristiano y acabó llegando, tarde y defectuoso, Luis Nani. Por fin liberados.

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