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El neoaznarismo sube a la palestra

El día siguiente de las elecciones, la ultraderecha y su batir de palmas se manifestaba sin ambages en el editorial del diario La Razón: "Creemos que el PP ha acertado con Casado" (más allá de la rima, olvidaron precisar). Tras la gran mascarada de un voto de la militancia posteriormente manipulado por los poderes fácticos del Partido y en una partida de cartas marcadas, los compromisarios daban la victoria al joven por más de un 15% de diferencia respecto a su oponente y ganadora en la primera vuelta, de modo que la observación por parte de Soraya, afirmando que "las cuentas de la vieja no funcionan", aludía sin duda, en vista de los diez años de diferencia que los separan, a ella misma y sus fallidas expectativas.

Cabe cuestionar muchas cosas y, entre ellas, la limpieza del proceso (¡vade retro, de nombrarlo sin la o final!) enturbiado de tapadillo y entre otros, por los adláteres del victorioso Pablo, dando razón a mi archicitado Rubert de Ventós cuando sugería que la política no es otra cosa que la arbitrariedad corregida por el intercambio de favores, como sin duda comprobaremos en lo por venir. Apuesta por una limpieza que quizá aparezca tras pasar la fregona sobre los contubernios y se airee el ambiente que rodea a ese cartel party cuajado de mentiras, eufemismos y silencios para reforzar el denodado empeño de cambiar el juicio por el prejuicio y al que nos tienen acostumbrados.

Entretanto, durante la campaña y tras finalizar la misma, los eslóganes del nuevo presidente estimulaban por un igual ironías y zozobras. "Orgullo de ser español", afirmó frente a sus enardecidos correligionarios, y uno no puede por menos que preguntarse: ¿orgullo por qué y de qué? ¿Pronto, otro día del orgullo que celebrar? "El PP ha vuelto", aunque un número significativo espera que no sea para quedarse demasiado tiempo con nosotros y parte de nuestros impuestos siquiera en diferido, y es que "la renovación de nuestro contrato con España", como aseguró, ha sido hasta aquí y demasiadas veces en negro, pese a advertir que "en este Partido no va a caber ni un solo corrupto", lo que de tomarse al pie de la letra condenaría a su formación a un papel irrelevante y, por el exiguo número de los que quedarían, meramente testimonial.

Otras veces, la prisa por embaucar dejaba en el tintero el previsible final de sus aseveraciones. Tiene intención de "conectar con la España de los balcones y las banderas" y, dado su talante, también probablemente con las manos falangistas que vimos alzarse en el Valle de los caídos. Al "Soraya, te quiero", le faltó añadir el "cuanto más lejos, mejor", y "a ti, Rajoy, te recordaré siempre€" como el peldaño con que soñaba, en lugar de estudiar para terminar la carrera como cualquier hijo de vecino. Y es que don Pablo tiene las cosas claras. En cuanto al aborto, volver a la ley de los ochenta; nada de eutanasia o acercar presos, con Cataluña ni hablar desde el país uno y grande (lo de libre dependerá de cuán porosa sea la ley Mordaza) y, en lugar de exhumar al dictador (muy pronto, de nuevo, el caudillo), inhumar a quienes así lo quieran, de manera que si alguien suspiraba por una cup de café con leche, aquí van las dos tazas de Pablo Casado Blanco, pese a que los haya que habrían optado por viudez, soltería o divorcio de poder elegir. Y un mayor espectro de colores aunque no contase el rojo como es obvio, cambiado por bermellón como sucede en algún equipo de fútbol.

Un perfil a lo Salvini de la Liga Norte -en palentino-, y con esa permanente e impostada sonrisa de oreja a oreja que lo asemeja a "El muecas", que en la novela de Martín Santos, Tiempo de silencio, criaba ratones para la experimentación. En su caso, criar ciudadanos que admitan gato por liebre tras la oportuna manipulación, así que los inmigrantes potenciales mejor harían en copiar a ese indígena amazónico y esconderse en cualquier agujero del tercer mundo, porque el venir por aquí va a estar cada vez más crudo. Y es que hará un equipo para capar, que no para equipar, aunque dialogante con quien le interese, eso sí, como se ha comprobado con la Cospedal: para hacerse con sus favores y frustrar así las cuentas de la vieja.

Como habrán seguramente advertido, no me he prodigado en elogios porque ya habrá otros que desde hace una semana sigan con los saltos y zapatetas. ¿Cómo creen que debe sentirse Aznar, su mentor? Imagino que en trance de ampliar la FAES. No me extrañaría que los nietos de Franco Bahamonde estén a estas alturas preparando la fiesta y eso por no hablar de Rivera, a quien Casado deja en exclusiva ese centro-derecha al que antes también el PP se adscribía, mientras que Vox, contra las cuerdas y sin espacio propio, boquea. Luego, en los meses que vendrán, también ajustes de cuentas -en línea con el pasado, también de las cuentas corrientes- para llegar a poco que pueda hasta la unidad de destino en lo universal aunque, a diferencia del ayer, luciendo la sempiterna sonrisa de un "Muecas" juvenil y, en consecuencia, con ganas de marcha.

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