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Ulso Alemany

Tuve que aplazar una visita al estudio de Uiso Alemany porque en esos días tenía visita de marchantes y randevú con los señores de la «Revista de Occidente», que decidieron colocar una pintura suya en la portada del número de junio y otras más, a modo de viñetas, en las páginas del interior. Uiso pertenece al dilatado linaje de los pintores intuitivos, ni premeditados ni teorizadores. Se señala la cabeza de melón con el índice y suelta:

-El cap té coneixement, però la mà també i jo m´estime més deixar-me dur per ella, per la seua intel·ligència.

Uiso va, como alma en pena, de un lado a otro porque son días en los que pintar es lo de menos -siempre lleva la tarea adelantada - y tiene que ocuparse de los preparativos de una exposición en la Fundación Bancaixa: el catálogo, la reproducción de las fotos, las pruebas de imprenta... me enseña la serie de los monos («mira-lo, està pensant el mateix que nosaltres»), los dos números de Mètode que también ilustró, uno de ellos con unas deliciosas láminas de recortes y pintura, técnica mixta, que dicen. Delicioso tal vez no sea el adjetivo que le cuadra a un pintor - «ja no sóc artista, sóc pintor»- que pinta con las manos, con los pies, con lo que haga falta, óleos eruptivos y terrenales.

-M´encanten els retalls que li has fet al llenç -le digo.

-No són retalls, són destralades -me contesta.

Me advierte que ni puedo mentar la gran sorpresa de la próxima exposición que, ciertamente, es un potente golpe de efecto y una pieza monumental. «És top secret», insiste. Tomamos una cerveza fresca en la vieja alquería convertida en loft. Con el dinero que le costaría calentar el enorme cubicaje del taller, Uiso viaja al Brasil o a Cuba. Al Mali. A los poblados dogones: casi se decide a bajar por el Níger a Tombuctú en una de esas grandes falúas que son como una autobús guatemalteco. Uiso se mueve, necesita impregnarse, ser abstracto y ser figurativo y usar modelos por mucho que salgan irreconocibles. «Cada cara em diu una cosa i jo necessite saber-ho. El paisatge més interessant és el rostre humà».

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