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Maite Mercado

Audiencias en cifras

Por si acaso se confirmaban los peores augurios sobre la audiencia al milímetro de la televisión de Á Punt, la CVMC hizo antes públicos los resultados de la macroencuesta encargada por el Consell Rector a la empresa GFK y gritó a los cuatro vientos en los informativos que la penetración en los hogares de la Comunitat había subido de un 13,4 en julio a un 14,2 por ciento en septiembre. Este porcentaje se extraía de la respuesta a una pregunta realizada por teléfono a 2.622 valencianos mayores de 16 años: qué cadenas de televisión vio usted ayer.

El método de la encuesta es también el del Estudio General de Medios (EGM) que en sus tres oleadas anuales entrevista a más a 29.000 personas, a las que se suman otras miles monomedia: 13.064 sobre televisión, 49.267 para radio, sector donde no hay audímetros. Estos aparatos, 4.775 en toda España, dicen que suficientes para suponer una muestra representativa, dan la medida exacta de cuántos, quiénes y qué se ve en la pequeña pantalla. En ellos confían los anunciantes, no se puede estar al margen para competir en igualdad de condiciones.

La cuota de pantalla que registran, con consentimiento expreso, estos espías del mando a distancia ni olvida ni miente. En la Comunitat hay 380, según datos de 2017. Multiplicando por 2,4 habitantes por casa, aproximadamente 912 valencianos y valencianas mayores de 4 años definen el share de las cadenas. El de À Punt el 10 de octubre fue bueno (un 2,4 por ciento, un 4,2 para el NTC Nit) y la euforia se desbordó. En la sección de Notícies de la web se publicaban con detalle los números.

El martes se alcanzó una media del 4,6 por ciento. Pero no todos los días son el 9 d´Octubre ni se elige a las falleras mayores de València. El jueves se bajó al 1,9 y el viernes al 0,8. Lo supimos por cuentas especializadas.

Las cifras de un día no son significativos, recuperar el espacio y la confianza perdida es un proceso lento y no olvidemos que Canal 9 acabó con un 3 por ciento. Como Telemadrid, con un 3,8 en 2013 tras la etapa Aguirre, que también lucha ahora por sacudirse el estigma de la manipulación política y consolidar un 5 por ciento de media. La prioridad no puede ser la audiencia a cualquier precio, digamos que al estilo de «Gran Hermano VIP», pero tampoco puede obviarse escudándose en la calidad de los contenidos y el rigor. La tele pública es para todos y aunque no ha de ser la más vista, debe tener real calado social para cumplir con su razón de ser.

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