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Hay familias y familias

Formando parte de ese páramo formidable que es el valle del Esgueva, Villaco está a tiro de piedra de Pesquera y de Peñafiel y cuenta con 83 habitantes. En un movimiento de última hora, el pepé de los giros insospechados y diarios ha metido deprisa y corriendo en la lista del pequeño municipio a Trillo Figueroa. Muchos dirán en este momento: no puede ser. Bueno, se trata de Pablo, ¿¡eh!?

Verán, les cuento. Pablo Trillo Figueroa es delegado territorial en Valladolid de la Junta de Castilla y León. En principio formaba parte de la nómina de Castromembibre pero, al concurrir en esta localidad tres formaciones, apenas tenía posibilidades de salir elegido por lo que presentó su renuncia. En Villaco los populares ya cuentan con la alcaldía al ser la suya la única candidatura completa registrada, por lo que el hombre se garantizaría de ese modo una plaza como concejal para el trance de querer sentar sus reales en la Dipu. El caso es que su abandono de Castromembibre no se corrigió y el sonoro nombre ha aparecido por error publicado en las dos relaciones definitivas hechas públicas por el boletín de la provincia. Cuando un Trillo entra en acción es muy difícil controlar el patio.

Pablo fue imputado porque en febrero de 2006, al poco de asumir la Secretaría General de la Consejería de Economía de la Junta, el departamento concedió al menos la titularidad de dos parques eólicos al grupo Collosa al que Federico, ahora sí, facturó 354.560 euracos como asesor que era de la corporación el entonces diputado por Alicante. El pago fue admitido, pero el insigne letrado del Consejo de Estado defendió su legalidad. Lo que ha hecho a lo largo de su carrera en nombre de la legalidad habría que analizarlo en profundidad, pero es posible que sus maniobras no las supere ni el contumaz Villarejo. Muy diplomático no es que haya sido.

El rango relevante del exministro de Defensa proviene del sinfín de salsas, perejil incluído. Ahora bien, a otra escala, lo último del hermano también tiene su gracia.

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