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Dios salve a Europa

Si el tiempo reglamentario del Brexit se habrá estirado como un chicle que, en nada, los británicos deberán afrontar la gran ironía de votar en las elecciones para dotar de mimbres propios a la Eurocámara. Y, paralelamente, no uno sino dos de sus equipos más señeros se proclamarán reyes de Europa. Que si no quieres caldo, toma tazas.

Tras lo ocurrido en Anfield, el laborista seguidor del Arsenal, Corbyn, le soltó a May en el área de castigo de Westminster que, al igual que ha demostrado el equipo de Klopp, aprendiese a jugar los pulsos continentales y, el fervor de las hinchadas es tal, que el otrora ambiguo Jeremy se muestra cada vez más propenso a que se repita la consulta. A este lado del canal, únicamente lo supera Casado que llegó a calificar de «injusta» la eliminación blaugrana sin dejar de apelar al espíritu de los reds para remontar en la segunda parte que tendrá lugar como saben dentro de unos domingos. Sólo le queda al infante de Aznar decir que apoya un referéndum ya saben dónde, pero esta vez bien hecho. Es que, al ritmo constorsionista que emplea, es difícil otear dónde ha dejado el oremus.

En la temporada 56-57, el United se rebeló contra la Federación Inglesa que se oponía a que participara en la recién estrenada Copa de Europa y el equipo de Manchester lo hizo. En la siguiente, el órgano federativo se negó a retrasarle el lance doméstico contra el Wolverhampton, ya ven, por lo que hubo de alquilar un vuelo privado para volver de Belgrado y, con un tiempo infernal, el avión se estrelló en Munich. Heridas, desconfianzas, humos imperialistas complicados de sortear. Y hoy en día la seducción europeísta no es que ponga precisamente a cien. El propio Borrell dio un sartenazo a todos, incluido su jefe y candidato al destacar «la sorpresa porque en la campaña del 28A no se hablara de Europa ni una vez». No descarten que renuncie al acta porque él mismo admitió no entender muchos de los mecanismos europeos. La improvisación, los elementos sorpresa, la pasión desenfrenada y la incertidumbre hasta el instante final están muy bien. Pero en el furbo, joder.

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