Si el periodismo es un oficio que implica compromiso con la sociedad, el compromiso del periodismo ambiental es doble: con la sociedad y con el medio ambiente. Cuatro periodistas discutimos ayer en el Botánico de Gijón con representantes del movimiento ecologista asturiano sobre el tratamiento en los medios de comunicación de las noticias de contenido ambiental. Y ellos y nosotros, tantas veces colaboradores como tantas enfrentados, convenimos en que el medio ambiente debería ser pieza esencial del periodismo, porque lo implica todo: naturaleza, economía, sociedad, política... Tanto que casi podría decirse que partimos de un error de concepto: ¿por qué dejar el trabajo a la mitad y ocuparnos en lugar del medio ambiente del ambiente entero?
Existen evidencias difíciles de refutar. Si las tendencias ecológicas conforman nuestro futuro, tanto como las tendencias económicas, tal vez los medios de comunicación deberían contar con una sección diaria dedicada al medio ambiente como tienen una que se ocupa del mundo de los negocios. ¿Por qué no disponer de periodistas especializados que alerten de la extinción de especies de la flora y la fauna como los hay que son especialistas en la cobertura de las quiebras de empresas?
Fue una jornada enriquecedora pese a las invectivas mutuas de uno a otro lado y los reproches. Y delicioso encontrarse en uno de los entornos naturales más valiosos de Asturias con viejos bastiones del ecologismo asturiano, reunidos en torno a la figura de Alfredo Noval. Allí estaban Benigno Varillas, Fernando Fueyo, Roberto Hartasánchez y Carlos Lastra, entre otros. Fue como quitarse treinta años de encima y muchas rocas pesadas de la mochila.
