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En voz alta

Mestizaje, maridaje y tutti frutti

Vaya por delante que reconozco haberme equivocado hace cuatro años cuando no veía nada claro que la fórmula del denominado mestizaje en el nuevo Consell pudiera favorecer su estabilidad. Además de haber estado acostumbrado a gobiernos de mayorías absolutas, las pocas experiencias de coalición habían estado basadas en repartirse íntegramente las distintas áreas entre cada uno de los partidos que compartían gobierno. Intercalar en el segundo escalón diversos miembros de tus socios parecía muy arriesgado. Sin embargo, el novedoso sistema ha funcionado razonablemente bien con alguna que otra excepción notable pero no menos conflictiva que la que se ha dado históricamente en departamentos monocolor. Las diferencias más sonadas durante la última legislatura han sido unas veces por las políticas, otras por las personas y, en algún caso, por ambas.

Lo cierto es que viendo los resultados y aunque durante los dos últimos meses hubo alguna duda los tres socios de la segunda edición del Botànic han tenido claro que quería repetir el mestizaje. El problema es que, a pesar de la experiencia, cada uno ha ido realizando sus nombramientos sin pensar mucho en el encaje con los respectivos consellers perdiendo una gran oportunidad de haber buscado mejor maridaje para no acabar en tutti frutti. Especialmente destacado es que las dos áreas políticamente más destacadas, las lideradas por Ximo Puig y Mónica Oltra siguen blindadas a sus propios partidos sin que sean capaces de explicar por qué lo bueno para el resto no lo es la para ellos ni algo más grave como incumplir la paridad con equipos casi íntegramente compuesto por hombres. Además a Unides Podem y Esquerra Unida solo se les ha dado una secretaría autonómica en las consellerias que no dirigen evidenciando que PSPV y Compromis no los quieren tan cerca.

Para no volver a fallar en el pronóstico, prefiero esperar a comprobar como empieza a desenvolverse el nuevo ejecutivo autonómico pero parece evidente que la gestión del anterior y, sobre todo, los intereses partidistas de cada una de las partes tras los resultados electorales pensando ya en cómo ganarle terreno al socio de cara a los próximos, harán que nada sea exactamente igual.

Para empezar y a pesar de sus esfuerzos intentando justificar la necesidad de contar con una administración más grande para hacerla más eficaz, todo el gobierno va a tener que demostrar que aumentar el número de consellers, secretarios autonómicos, directores generales, otros altos cargos y asesores con el gasto que eso conlleva va a ser buena inversión para los ciudadanos de nuestra Comunitat, además de para ellos. Hasta que lo hagan deben asumir que se les recuerde que ahora hacen lo que criticaban al PP y que el gasto o inversión pública debe ser ajustado y, sobre todo, eficaz.

Por cierto me cuenta una amiga que los diputados autonómicos más veteranos de las filas botánicas andan muy preocupados con los problemas que se les avecinan en el día a día de Les Corts y sobre todo en las votaciones por la ajustadisima mayoría de tres escaños con la que cuentan en la cámara a la que se suma que ocho de su diputados también son consellers con la evidente dificultad de compaginar ambas funciones casi sin margen de poder perderse las sesiones importantes. Además de cuadrar agendas, sus señorías van a tener que estar geolocalizados y con máxima disponibilidad para evitar más de un infarto. En la oposición lo saben y ya perfilan su estrategia para ganar votaciones aprovechando las ausencias en la bancada azul.

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