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Artistas

Casualmente tuve la oportunidad de asistir al espectáculo musical The Big Show en las pasadas fiestas patronales de Denia. Durante las dos horas que duró la función, se sucedieron las actuaciones de los equilibristas, del ballet, los cantantes y un animador humorista que se autodenominaba «el mentalista». Se trataba de una representación como suele ser habitual al aire libre, es decir, en la calle y con la asistencia de todo el que quisiera porque formaba parte de la programación del ayuntamiento para todos los vecinos y residentes ocasionales de la población. El alcalde de Denia Vicent Grimalt y en su caso el equipo municipal responsable de la organización, acertó con este acto. El entretenimiento para todos los públicos quedo asegurado con el conjunto de artistas que intervinieron con una profesionalidad y elegancia, para mi grata sorpresa, digna de cualquier teatro o sala de espectáculos. No siempre es así.

A estas alturas del mes de agosto, muchas poblaciones habrán celebrado ya sus fiestas patronales o populares, otras estarán inmersas en ellas o a punto de comenzarlas. En nuestro país, tenemos una amplia variedad de fiestas aunque predominan las fiestas patronales con origen religioso y especifica delimitación geográfica. Algunos historiadores fijan su origen en el siglo XV, cuando ante el temor a la peste, las inundaciones, las plagas, etc€, las agrupaciones de individuos que habitaban un determinado territorio se encomendaban a algún santo o santa que pudiera ayudarles que terminaba convirtiéndose en el patrón o patrona, de carácter religioso, de la población. Esto ocurría preferentemente en los meses de verano porque era el periodo de la recolección y había que obtener una buena cosecha, ya que era una economía en la que el sustento primordial era la agricultura. En este tipo de fiestas se conjuga el binomio de lo profano-sagrado. La tradición y la modernidad se mezclan, realizándose actos religiosos y lúdicos durante las mismas. Incluido en estos últimos está el teatro de calle que en su evolución desde la edad media, en la actualidad presenta diversas expresiones, escenificaciones y montajes, como el del Big Show.

Para nosotros el teatro de calle forma parte de nuestras fiestas patronales o populares y de nuestro verano pero para ellos, los artistas, es su medio de vida con la recompensa adicional del aplauso. Ser considerado artista en una de las acepciones que definen la palabra, o sea, la de actuar profesionalmente en un espectáculo interpretando ante el público, es muy difícil. La línea que separa el anonimato del reconocimiento, la fama y, en definitiva, el éxito es fina y quebradiza.

Aunque ninguna de las musas griegas se identificó con el arte visual de la pintura han sido precisamente estos artistas, los pintores, los que han inmortalizado a los otros artistas. Entre otros muchos, Goya con los «Cómicos ambulantes», Picasso con la «Familia de saltimbanquis», «El actor», «La acróbata de la bola», todos de su periodo rosa, o Max Beckman con «Los actores» y «Los artistas». No podían tener mejor homenaje, para mi lo quisiera.

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