Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tribuna

Una campaña impostada que niega la violencia de género

Seguro que algo han leído o escuchado sobre la última campaña de la Junta de Andalucía contra la violencia machista. Más allá del hooliganismo que actualmente invade cualquier tema, me gustaría hacer algún apunte a tan polarizada y contaminada polémica.

1. La campaña se ha financiado con 1,2 millones de euros del Pacto contra la Violencia de Género. Ello no significa que el Ministerio haya dado el visto bueno a esta campaña ya que el texto del Pacto se limita a dar directrices genéricas. Así es que el gobierno de Andalucía ha hecho la campaña que ha querido sin la menor voluntad de recabar el recomendable consenso del resto de fuerzas políticas. Ese consenso es necesario para que la lucha social no se convierta en una lucha partidista.

2 .Es cierto que no es la primera campaña que se basa en una ficción publicitaria con modelos de catálogo. No insistiré más en un debate estéril, aunque quiero mencionar que fue la propia consejera, Rocío Ruiz, quien en la presentación de la campaña se refería a mujeres «reales» abundando así en la confusión y propiciando la polémica.

3. Es cierto que otras campañas han apuntado el aspecto positivo, tal y como recomienda la filosofía del Pacto, pero en las anteriores sí que aparecía explícitamente la expresión Violencia de género y se insistía en la figura del maltratador, mientras que en ésta se pone el foco en la denuncia que debe interponer la mujer. Si no denuncia, que se aguante. Cuántas veces se repite que las campañas deben generar rechazo hacia el maltratador e implicar necesariamente al entorno familiar, vecinal, laboral? Eva, de 47 años y médico de profesión, murió el pasado 24 julio en Terrassa apuñalada por su pareja. No había ni denuncia ni solicitud de ayuda alguna, aunque el vecindario sospechaba. Eso es lo que se le reprocha a esta campaña, la frivolidad de hacer recaer exclusivamente en la mujer la responsabilidad de acabar con la violencia machista.

4. La campaña evita intencionadamente la expresión Violencia de género sustituyéndola por la de «malos tratos». No es un detalle baladí, ya que, como señala Miguel Lorente, el «delito de malos tratos» ya existía en el Código Penal. La Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, habla de un tipo de violencia en concreto, aquella que se construye sobre la desigualdad de hombres y mujeres y el predominio del machismo; se trata de una expresión consensuada -no sin dificultades- en una ley ¡hace 15 años!, reconocida también por el Consejo de Europa. Denostar la expresión «violencia de género» es dinamitar el consenso de todas las fuerzas políticas que hasta ahora existía.

5. La llegada de la ultraderecha y la aquiescencia de sus compañeros de gobierno. Nos encontramos en un momento político en el que una ofensiva reaccionaria se empeña en banalizar, ridiculizar, invisibilizar y menospreciar todo lo referente a la Violencia de género y desea sustituirla por el eufemismo de «violencia intrafamiliar». Este es el marco ideológico en el que se inserta esta campaña y esto la hace diferente de las anteriores. No puede compararse esta campaña con la del gobierno andaluz de 2013 ni con la de Aragón, porque estamos ante la primera campaña sobre violencia de género del gobierno de las tres derechas y coincide, además, con una sucesión de diatribas de Vox contra las políticas de igualdad:

-Se cuestiona al personal que evalúa los casos de violencia de género o se niega la existencia de la brecha salarial.

-Se cuestiona el mismo concepto de violencia machista, negando el machismo como factor que provoca esta desigualdad.

-Se niega la especificidad de la «violencia de género» banalizándola como una violencia más dentro del ámbito doméstico.

-Se menciona la voluntad expresa de Vox de cambiar el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) por uno de Violencia intrafamiliar, así como el deseo de eliminar las actividades del IAM, que no se consideran de utilidad pública. Con estos mimbres, es difícil pensar en casualidades y buenas voluntades.

6. La campaña aparece en el mes de julio con mayor número de víctimas por violencia machista desde que empezaron a contabilizarse en 2013. En unos momentos en los que tanto se alude al respeto por el dolor de las víctimas, al deseo de no humillarlas -¿les suena?- es comprensible que los parámetros de anteriores campañas ya no sirvan. Hasta tres asesinatos machistas se han cometido en una misma semana; es fácil entender que esta campaña de sonrisas impostadas y claro rechazo a la ideología de género haya sido la gota que ha colmado el vaso.

Esta es la clave de la polémica: esta campaña ha roto un consenso de muchos años en torno a una lacra social que nos señala como sociedad y nos interpela como representantes políticos para erradicarla. Una vez más, Vox tensiona y erosiona la necesaria unión de las fuerzas políticas en pro de un objetivo común: la protección de las mujeres para que no sean asesinadas a manos de sus compañeros o excompañeros. Sus constantes desprecios y mofas hacia las políticas de igualdad dan argumentos para estar alertas, máxime cuando los gobiernos de Andalucía, Murcia y previsiblemente Madrid dependen de este partido para aprobar sus respectivos gobiernos. Ante esto, las instituciones tienen que ser firmes, no pueden titubear porque su titubeo supone traicionar a las mujeres y dejarlas solas ante el agresor.

Compartir el artículo

stats