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"Mi madre murió sin saber qué había sido de mi padre"

Relato de un descendiente de asesinado en Mauthausen

Mi madre murió sin saber qué había sido de mi padre. A los noventa años cuando era el único descendiente directo conocí el modo en que mi padre fue asesinado por los nazis». Pascual Salvo Gimeno, hijo de Joaquin Salvo Bellmunt, natural de Vila-real me contó vía correo electrónico los recuerdos que había guardado de su padre y el modo en que había logrado conocer su muerte. Fue uno de los miles de españoles desaparecidos y de cuyo holocausto no ha habido muchas noticias porque no han contado con la fuerza de las grandes productoras cinematografiaras de Hollywood, en manos de empresarios judíos, que si han puesto en conocimiento general las barbaridades que sufrieron durante la existencia del régimen de Adolf Hitler.

La historia es luz de la verdad, según Cicerón, y ello es cierto aunque ella aparezca con años de retraso como está sucediendo con el caso de los más de cuatrocientos valencianos asesinados en Mauthausen. Murieron varios miles de españoles. Eran republicanos vencidos en la Guerra Civil a los que el régimen de Franco, en uno de los mayores crímenes de lesa humanidad se les negó la nacionalidad y con ello los nazis hicieron de ellos carne de cañón. Fueron apátridas condenados desde España.

La noticia del final de los seres queridos les llegó a algunas familias con años de retraso. Tantos que incluso los familiares más directos ya habían fallecido. Tuve la suerte de poder conectar con el hijo de un villarrealense que vivía en Sao Paulo cuando lo localicé. Poco antes había conocido el final de sus padre. Pascual Salvo Bellmunt fue uno de los asesinados en los campos de concentración. Apareció en los primeros papeles como Pascual Vermut Salvo lo que hizo muy difícil determinar su auténtica personalidad.

Joaquín Salvo Bellmunt, Ramón Pastor Cubero, Pedro Cubedo Carda, Manuel Portas Marín, Joaquín Gil Arnau, José María Clemente Garcerán, Pascual Cabedo Llopis, Manuel Vagán Corbató y Faustino Losas Rontera, fueron los villarrealenses deportados a Mauthausen y del mismo únicamente salieron vivos, Cabedo Llopis, Clemente Garcerán, Vagán Corbató y Faustino Losas. En Gusen murieron, además de Joaquin Salvo, Pastor Cubero, Cubedo Carda, Gil Arnau y Portas Marín.

Gracias al historiador Benito Bemejo algunos parientes de los asesinados por los nazi tuvieron conocimiento del final de los mismos. Joaquín Salvo Bellmunt se casó con Teresa Gimeno Ventura natural de Campos de Arenoso. Vivió en Badalona tras la guerra civil y murió sin conocer el final de su marido.

El hijo de ambos, Pascual Salvo Gimeno, tenía 92 años cuando lo localicé por correo electrónico y de su padre recordaba lo que había oído contar a su madre. En nuestra conversación me dijo: «Le agradezco su interés por los que desaparecieron y fueron olvidados por la mayoría. Lamentablemente, no puedo ayudarle mucho pues una vez que mi padre marchó a Francia desapareció. En los primeros tiempos recibimos un par de cartas. Llegamos a pensar que nos llamaría ya que trabajó en la Línea Maginot. Después de unos meses perdimos el contacto completamente. Por más que mi madre en el transcurso de los años hizo lo posible por localizarlo fue en vano. Después, nada más. Lo dieron por desparecido. Hace poco tiempo cuando menos lo esperábamos por mediación de un primo supimos que había sido localizado en un campo de concentración. Mejor dicho su supo que había muerto y por equivocación en el apellido no había sido encontrado. Como soy el único descendiente directo fui notificado por medio de mi sobrino, que vive en Barcelona, tenía que recibir una bonificación. Sin comentarios».

Joaquín, albañil de profesión, fue destinado a la Linea Maginot al refuerzo de la misma a trabajos que no sirvieron para nada porque cuando llegaron los alemanes no hubo resistencia alguna. Todos los españoles que estuvieron trabajando a las ordenes del ejército francés fueron hechos prisioneros y como tales deportados miserablemente a los campos de exterminio.

De los villarrealenses citados Joaquín pereció en Gusen. Era el campo al que llevaban a quienes sometían a experimentos médicos y a los gravemente enfermos para gasearlos aunque se le decía que iban destinados al castillo de Hartheim que figuraba como sanatorio. Nació en el número 50, de la calle Padre Espuig de Vila-real y, probablemente, tal y como relató el historiador Adrián Blas Mínguez Anaya, uno de los sistemas que usaron los nazis en los traslados de Mauthausen a Gusen era transportarlos en un furgón sellado en el que se soltaba el gas que los mataba antes de llegar al final de la etapa.

De los familiares de los deportados se han tenido pocas noticias. El padre de Ramón Pastor vivió en Benifaio; Cubedo Carda tenía parientes en Moridies des Besieres (Francia); La madre de Gil Arnau vivió en Vila-reaL en la Plaza de Aliaga, 12; la esposa de Portas Marín vivió en Lleida; Clemente Garcerán, que fue liberado, regresó a Valencia en 1952 y residió en la calle Avellanas, 1 ; Cabedo Llopis, obtuvo la libertad en Gusen; Vagán Corbató, fue trasladado a Ebensee y vivió en Francia; Faustino Lozas fue liberado en Mauthausen y falleció en Perpiñan en 1993.

En los campos de exterminio los judíos lucían triangulo amarillo; los políticos, rojo; los homosexuales rosa y los españoles triangulo azul de los apátridas. Según las últimas cifras constatadas fueron 8.964 los españoles que ingresaron en Mauthausen. Los valencianos llevados a Mauthausen-Gusen fueron 553 y 400 murieron en el cautiverio. El 81,5 de los valencianos perecieron en los citados campos. De los 296 que fueron trasladados a Gusen únicamente sobrevivieron cuatro. Joaquín Salvo, Faustino Losas y Manuel Portas llegaron a Mauthausen en el primer convoy de republicanos españoles. Arribó el el 6, de agosto, de 1940, a las ocho de la mañana, tras un viaje en vagones de ganado sin espacio vital, sin agua y sin poder hacer las necesidades vitales. Y además, en algunos vagones hubo que completar el viaje con compañeros fallecidos durante el mismo.

Un superviviente contó para la historia el recibimiento de los SS: «Habéis entrado por la puerta, pero saldréis por la chimenea».

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