Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Billte de vuelta

A mayores

Los avances tecnológicos permiten que las personas de mayor edad que viven solas prefieran permanecer en sus casas, en lugar de buscar acomodo en un geriátrico. No quieren convertirse en un estorbo para los hijos y mantienen un apego insuperable a la vivienda familiar, con frecuencia el contenedor sentimental de los mejores años de su existencia. Cada hogar es un templo; cada habitación, el sanctasanctórum de recuerdos imborrables e innumerables vivencias.

Procedemos de una sociedad en la que era obligación de los hijos atender a los mayores. Ese hecho asumido durante generaciones choca ahora con el deseo de independencia de las personas de edad. Hay una soledad elegida, por tanto, y otra no deseada. Ambas requieren de atención pública, pero es la segunda la que genera graves situaciones de aislamiento que es preciso paliar. Cuántos ancianos mueren solos en su casa, sin nadie que los eche en falta?

Se trata de un problema creciente compartido por las sociedades occidentales, tremendamente envejecidas. El pasado año, el Gobierno británico creó un organismo estatal para atender de manera especial y específica a un grupo de población cada vez más numeroso y por tanto electoralmente más influyente. Y lo bautizó con el nombre de Ministerio de la Soledad.

La soledad es mala compañera y cuando se vuelve crónica se convierte en enfermedad. Tal vez los médicos en vez de medicamentos para la depresión deberían recetar a los mayores que viven solos participar en actividades de socialización en su barrio. A cierta edad, instalar bancos en una calle tiene el efecto de las redes sociales.

Compartir el artículo

stats