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En voz alta

El Botànic, tocado

Por si alguien lo dudaba, la resaca de la noche electoral nos ha demostrado que el desbloqueo político en nuestro país está todavía más difícil que tras los comicios de abril. Varios escenarios abiertos como el del pacto de izquierdas con apoyos y abstenciones puntuales, la gran coalición con apoyo del PP al PSOE, el respaldo a los socialistas pero exigiéndoles el cambio de Sánchez e incluso una nueva repetición de elecciones.

Aquí, en la Comunitat los resultados afectan más a la teoría que a la práctica. Los gobiernos locales, provinciales y autonómico no se ven, en principio, afectados directamente por lo ocurrido el domingo pero son, como mínimo, un serio toque de atención hacia el tripartito de izquierdas que comparte ayuntamientos, diputaciones y Consell. Ya hubo un primer aviso en las últimas autonómicas donde las derechas recortaron diferencias aunque todo quedó olvidado porque no llegaron a sumar para recuperar los gobiernos. Ahora la suma de PP, Vox y Ciudadanos ha ganado a la de PSPV, Podemos y Compromís en votos y escaños. La metáfora impulsada por la líder popular Isabel Bonig hablando del Titánic está muy lejos de alcanzarse, el barco botánico no está ni mucho menos hundido pero sí queda tocado después de las últimas convocatorias electorales. No obstante, sea cuál sea la solución al bloqueo nacional, el tripartito valenciano seguirá tres años y medio dirigiendo las principales instituciones de la Comunitat si son capaces de salvar sus diferencias especialmente agravadas en estos últimos meses e intentar blindarse de las tensiones que provoquen las negociaciones para intentar conseguir no solo una investidura en España sino algo mucho más importante como es un gobierno estable para toda la nueva legislatura. Al Consell se le han acabado las excusas, ya han pasado las elecciones generales y 6 meses desde las autonómicas, se ha consumido un 15 por ciento de legislatura y se le debe exigir centrarse en la gestión y de paso a ser coherentes con el nivel ético y exigencia de responsabilidades que exigían cuando estaban en la oposición.

Además, el endiablado resultado del domingo deja muchas y graves incógnitas para el futuro de nuestra Comunitat. La más importante la enorme dificultad para conseguir un acuerdo sobre la reforma de la financiación autonómica. Si no ha sido posible sacarla adelante con gobiernos fuertes de populares y socialistas ya me dirán que panorama nos espera con este nivel de fragmentación donde al habitual protagonismo de catalanes, vascos y andaluces hay que sumar canarios, gallegos, cántabros y hasta turolenses. Todo eso por no hablar del peligroso discurso antiautonomista de Vox que el resto de partidos no han sabido combatir permitiendo que se cuele con fuerza en el debate político.

Por cierto, me cuenta una amiga que visto lo visto en la campaña electoral, el President Puig está muy molesto con la falta de tensión y dedicación de muchos de los altos cargos de su partido que parecen no haber entendido cómo debe funcionar un partido. Más de uno puede llevarse un susto cuando se le llame a capítulo por no verle activo, por ejemplo, por las tardes y/o los fines de semana.

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