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En voz alta

Barcelona más cerca pero Catalunya más lejos

Uno de los grandes problemas históricos de España no resueltos con su modelo autonómico es su concepción radial predominando el peso de la capitalidad madrileña frente a la evidente pluralidad del país. Además de factores e intereses políticos hay que sumar la excusa de su situación geográfica a la hora de desarrollar infraestructuras de comunicación viarias, aéreas y ferroviarias. Durante décadas se ha evitado compaginar esa red con otra circular que permitiera crecer e interrelacionarse al resto sin la necesidad de pasar por Madrid. Uno de los mejores ejemplos es el de toda la franja mediterránea donde a pesar de trabas y zancadillas se mueve un porcentaje muy elevado del PIB español. Como escribí la semana pasada, creo que es el momento de reconocer la enorme aportación durante las últimas décadas de la AP7 aunque lamentablemente haya tenido que hacerse a costa exclusivamente de sus usuarios y no como en otras autovías del Estado.

Capítulo aparte merece el tren con un Corredor Mediterráneo que avanza pero con un ritmo lento y hasta desesperante. No obstante, estas últimas horas estamos de enhorabuena por la puesta en marcha de la famosa variante de Vandellós que acorta el tiempo de viaje entre 36 y 45 minutos y permite que se pueda viajar desde València a Barcelona en 2 horas y 35 minutos recuperando, por cierto, un tiempo que ya tuvimos hace más de 20 años y que luego sorprendente y lamentablemente fue aumentando y no reduciendo en un caso inédito de homenaje al cangrejo por aquello de ir hacia atrás en lugar de progresar. Ahora, por fin, empezamos a tener un horario más razonable al que debe sumarse algo tan o más importante como es la fiabilidad y puntualidad del servicio. Tras muchas y merecidas críticas, hoy es un día para felicitar al nuevo Ministro de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos y a todos los equipos profesionales de su departamento, ADIF y RENFE aunque no van a tener tiempo de celebraciones porque todavía queda mucho por mejorar en todo el Corredor y algo igual o más importante como es afrontar, de una vez por todas, una remodelación seria y profunda del servicio más utilizado y demandado por los ciudadanos que es el de las cercanías.

En pocos días, desde que ha empezado el nuevo año, la comunicación entre la segunda y tercera ciudad de España es mucho más barata por carretera con la eliminación del peaje y mucho más rápida con el nuevo servicio de Euromed. Barcelona y València están más cerca en un momento en que las tensiones en Catalunya son tan grandes que dificultan y alejan la posibilidad de estrechar relaciones entre dos comunidades vecinas y hermanas con tantas cosas e intereses en común. Los que en nuestra tierra siempre han avivado el anticatalanismo están encontrando ahora un caldo de cultivo perfecto para sus intereses por la deriva de los acontecimientos mientras que muchos de los que simpatizaban y apoyaban desde aquí las ideas independentistas de los de allí, están asustados y agazapados por la dimensión que ha tomado el conflicto. Lo cierto es que casi nadie ayuda a reconducir la situación con un Pedro Sánchez que todavía debe demostrar que su voluntad de buscar soluciones no puede mezclarse con sus intereses de estabilidad de Gobierno, una oposición en España que quiere deslegitimar al nuevo ejecutivo y apuesta por la estrategia del cuánto peor mejor y un bloque separatista catalán empeñado en posturas antidemocráticas al nos respetar las leyes. Un complejo puzle que parece imposible de recomponer no solo por tener muchas piezas sino porque algunas están a punto de destruirse y desaparecer. Todo ello con una repercusión para nuestra Comunitat que es más pobre si no puede relacionarse social, cultural y económicamente con los catalanes aunque, como el resto de españoles, también debe impedir posibles soluciones que pasaran por privilegios para ellos que perjudicaran los nuestros y la igualdad entre todos.

Por cierto, me cuenta una amiga que lejos de preocuparse por la última crisis interna de Esquerra Unida, sus principales socios en el Consell, PSPV, Compromís y Podem andan estos días no solo muy tranquilos sino hasta contentos en la intimidad por aquello de ver en horas bajas a uno de sus competidores directos cada vez que comparecen en las urnas.

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