Al mismo tiempo que usted lee estas líneas, cientos de alcaldes y concejales preparan sus maletas para irse a Madrid. El motivo no es otro que la cita anual con la Feria Internacional del Turismo donde, al margen de las empresas y profesionales del sector, acuden todo tipo de políticos con la convicción o excusa -depende el caso- de promocionar nuestros destinos. Vaya por delante que, a pesar de la evolución del sector y las nuevas tendencias a la hora de escoger destinos, el modelo ferial sigue vigente con un calendario internacional de momento insustituible en el que Fitur es una de las citas incuestionables.
Otra cosa bien diferente es el del perfil de los expositores. En el plano empresarial, hay que aplaudir el notable incremento de empresas valencianas en la edición de este año cifrado en un 40 por ciento. Por lo que se refiere al ámbito institucional, es innegable que grandes ayuntamientos, diputaciones y Generalitat han perfilado mucho mejor estos últimos años su puesta en escena, rentabilizando de forma más acertada la gran inversión que allí se despliega.
Mención especial merece el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, que se ha ganado a pulso el reconocimiento de la inmensa mayoría del sector, incluyendo a representantes políticos de todos los partidos. Su talante, convicción, estrategia y capacidad de trabajo han sido aplaudidos en estos 4 años en público y privado, algo nada fácil en ningún sitio y menos en nuestra querida Comunitat.
Capítulo aparte merecen esos pequeños ayuntamientos cuya oferta con un metro de stand, unos centenares de folletos y otros tantos de caramelos se diluye en Fitur como un azucarillo emulando aquello de buscar una aguja en un pajar o destacar entre un millón de alternativas. Eso sí, la presencia del consistorio de turno permite organizar una delegación de alcaldes, concejales y asesores para pasar unos días y sus correspondientes noches en la capital de España que desde mañana y hasta el domingo vive un ambiente muy especial. Estos representantes del pueblo deberían ser requeridos no solo por sus familias sino por sus conciudadanos para no despilfarrar su tiempo y, sobre todo, el dinero público e invertirlo en algo más productivo.
Volviendo a lo serio e importante y al margen de Fitur, no podemos ni debemos olvidar la enorme importancia del turismo para nuestra economía y, por tanto, para nuestra sociedad. El sector genera más de 16.000 millones de euros y supone el 15 por ciento de nuestro PIB con cerca de 300.000 empleos. Son cifras que se han ido consiguiendo ganando terreno a nuestros principales competidores partiendo de nuestro magnífico territorio, emplazamiento y clima pero mejorado a partir del trabajo en desestacionalizar y diversificar nuestra oferta sumando al indiscutible e injustamente denostado sol y playa otras alternativas de interior, naturaleza, cultura, negocios,deporte y un largo etcétera junto a apuestas por colectivos que demandan destinos accesibles, LGTBIQ o de festivales musicales, entre otros muchos. Por supuesto que, al margen de insistir en esa línea, hay que seguir mejorando en la renovación de infraestructuras, nuestra planta hotelera y hostelera, la relación calidad-precio, los niveles de rentabilidad y la formación de los trabajadores. A todo eso también podemos contribuir todos los valencianos que no estamos directamente vinculados al turismo siendo lo más acogedores y hospitalarios posible con los turistas y viendo más lo que nos aportan que las molestias que puedan causar siempre, por supuesto, dentro de unos límites y evitando, por ejemplo, la masificación de una oferta descontrolada en el centro de la ciudad de València.
Por cierto, me cuenta una amiga que aunque nadie se haya atrevido a comentarlo en público, el cese de Ana Botella como Secretaria de Estado de Seguridad fue acogido en el PSPV primero con sorpresa y luego indignación. Nadie acaba de entender la caprichosa decisión del Ministro Marlaska frente al reconocimiento generalizado de la labor desarrollada en su departamento por la socialista valenciana.
