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En voz alta

El misterio de San Fulgencio

Consultando una Enciclopedia Católica On Line, he encontrado la descripción de “Misterio” en su apartado referido a la Etimología y definición donde asegura que “este termino significa en general lo que es imposible de conocer, o el conocimiento valioso que es guardado en secreto. En la antigüedad pagana la palabra misterio se usaba para designar ciertas doctrinas esotéricas, tales como el pitagorismo, o ciertas ceremonias que se realizaban en privado o cuyo significado era conocido solo por los iniciados, por ejemplo los ritos eleusianos, el culto fálico”. Me perdonarán Pedro Sánchez y José Luis Ábalos pero transcurrida ya una semana desde el relevo oficial en al Delegación del Gobierno de la Comunitat Valenciana sin explicación alguna y sin que nadie de los muchos que he preguntado tenga el más mínimo indicio del motivo del cambio, haya tenido que recurrir al ámbito de lo místico y religioso para intentar buscar respuestas. Hasta conocer el misterioso motivo del cese de Juan Carlos Fulgencio me permitirán que el caso lo bautice coloquialmente como “el Misterio de San Fulgencio” aunque, de momento, no proponga una teatralización que acabe compitiendo con la fiesta grande de Elx y su famoso Misteri.

Ironías al margen, es rigurosamente cierto que la salida de Fulgencio y su sustitución por Gloria Calero no solo cogió por sorpresa a casi todos dentro y fuera del PSPV sino que sorprendió al no venir acompañada de un nuevo destino para el cesado e indignó a muchos de sus compañeros como a los de la comisión ejecutiva comarcal de L´Horta Nord. A Fulgencio no se le pueden atribuir ni errores graves en su gestión ni falta de fidelidad a su mentor José Luis Ábalos asi que la única explicación, o mejor dicho especulación posible, es la de querer dar un nuevo impulso político de defensa de la acción del gobierno central en nuestra Comunitat como en otras donde también han cambiado a su representante territorial. La elegida para la misión es otra afín al Ministro de Transportes, Gloria Calero, a la que cuando le propusieron el cargo nadie le dijo que se esperaba de ella.

Además de la dirección política de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, la nueva Delegada del Gobierno va a encontrarse con un panorama complejo para poder vender las bonanzas del ejecutivo central en nuestra tierra. El argumento de la interinidad ya se ha agotado porque hay un gobierno constituido y, en teoría, ya no estamos bajo al amenaza de repetir comicios en el corto y medio plazo. Los problemas de encaje por ser una coalición se han vendido como una fortaleza de diálogo, acuerdo y pacto y, por tanto, tampoco puede ser utilizado como excusa. Por último, la debilidad provocada por la falta de mayoría absoluta será a buen seguro el gran mantra para justificar todo aquello que no puedan impulsar o cumplir pero eso en política tiene un recorrido corto. Para empezar, si han constituido un gobierno y se han repartido el poder, es lógico que les exijamos que saquen adelante un presupuesto y con él sus promesas de acabar con la marginación de la Comunitat. En la misma línea, ya no hay excusas para aprobar un nuevo modelo de financiación como exigían cuando eran oposición y prometían en campaña electoral.

A todo esto, habrá que añadir el estar muy atentos a la relación con las instituciones valencianas, especialmente con la Generalitat que se debate entre su obligación de defensa de los intereses estrictamente valencianos y las reivindicaciones que defendían con dureza cuando en Moncloa estaba Rajoy y la fidelidad de partido en el caso de PSPV y Podemos. Mención aparte merece Compromís que, a buen seguro, buscará un espacio propio intentando coherencia y equilibrio entre su ideario y estrategia por un lado y la relación con sus socios del Consell por otro, sin olvidar que ellos apoyaron a Sánchez en su investidura.

Por cierto, me cuenta una amiga que dadas las continuas confrontaciones en el seno del Consell, especialmente entre PSPV y Compromís, más de un socialista bromeó con el President Puig instándole a emular a Urkullu y Feijóo y adelantar una vez más nuestras elecciones autonómicas para el 5 de abril. La respuesta, también en tono jocoso, fue algo así como que hay días en que ha llegado a pensarlo.

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