Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La primera víctima del coronavirus

Hace años, durante una entrevista, el fotoperiodista Gervasio Sánchez afirmó que la primera víctima de una guerra era la verdad. Hace días que esas palabras viven pegadas a mi cerebro, dando vueltas, retumbando una y otra vez. No puedo dejar de pensar que la primera víctima del coronavirus es también, aunque no sea una guerra tal y como la entendemos, la verdad. No porque no exista ni porque nadie la tenga o no se busque. Hay tantos bulos y mentiras, tantas ganas de creer cualquier cosa venga de donde venga... Que a la pobre verdad, sepultada por tanta mierda, apenas se la ve.

He perdido la cuenta de los audios, vídeos, gráficos, fotos y comentarios, algunos de supuestos sanitarios, que me han llegado al móvil. Algunos de ellos muy graves. Afectaban a personas con nombres y apellidos. Y corrían de móvil en móvil sin que casi nadie se parara un minuto a pensar antes del fatídico "reenviar". Las administraciones no ayudan. Son lentas. Pesadas. Y rácanas. A día de hoy no sabemos a cuántas personas se les ha hecho las pruebas del coronavirus, un dato clave. Tampoco las posibles vías de contagio de los enfermos, las personas en investigación de sus entornos, qué pasa en la sanidad privada... Cuantas más dudas y preguntas sin resolver, más difícil lo tiene la verdad. Y más fácil los bulos y las mentiras. Nos lo creemos todo. Y no confiamos en nada.

Compartir el artículo

stats