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Las palabras del silencio

La enfermedad y la muerte en ocasiones nos sorprenden de manera abrupta

Cuando imagino mi muerte, nunca deseo que ocurra en soledad, ni siquiera cuando pienso en morir de repente. Si en mi destino final me espera una enfermedad, me imagino despidiéndome de los míos. Me pregunto también: ¿qué pensaran? ¿Cómo lo vivirán??

Justo antes del confinamiento desapareció sin aviso un miembro de mi familia. Y yo me arropé como pude en las palabras de apoyo que nos dábamos los unos a los otros; encontré consuelo, sí, pero todavía me quema la piel porque en algunos momentos necesito la falta de una caricia o un abrazo para calmar ese dolor. La soledad se siente si cabe más profunda sin la protección de un abrazo, de un beso de los tuyos, confinada por el aislamiento.

Soy enfermera, coordinadora de trasplantes. A lo largo de mi carrera profesional he acompañado a muchas familias en proceso de duelo y en estos momentos realizo el apoyo emocional a familias de pacientes ingresados en cuidados críticos por COVID-19, todo en un intento de proporcionar una caricia de calma y apoyo en esta situación de crisis vital.

Este acompañamiento a las familias resulta una experiencia llena de emociones intensas donde las cosas sencillas y cotidianas adquieren un especial valor, como las videoconferencias, un mensaje de audio, una canción?, o una pantalla que pone palabras al silencio.

En esta situación de COVID donde las familias no pueden visitar a su ser querido cuando ingresa en el hospital, al tiempo que la mayoría sufren el aislamiento en sus casas separados entre sí, el sufrimiento se intensifica. La imaginación y estar a solas con tus pensamientos pueden ser más duros que la realidad. La impotencia ante esta situación se convierte en un factor más de angustia. «Él o ella (nuestro ser querido) está ingresado y yo no puedo hacer nada por él o ella». Aunque esté dormido, el hecho de poder acompañarle por unos momentos suele ser reconfortante para la familia y, si no son capaces de verle por la impresión que puede causar su ingreso en una unidad de críticos, quizás podría reconfortarles el hecho de hacerle llegar unas palabras de ánimo y cariño, al tiempo que pueden sentir que están haciendo algo positivo por la persona.

Una de las innovaciones que hemos llevado a cabo en el Hospital General Universitario de Alicante, gracias a la donación de diferentes tablet por parte de diversas entidades, es facilitar a las familias la posibilidad de realizar una videoconferencia o hacerle llegar al paciente mensajes de audio.

Sus palabras de ánimo y la despedida más íntima suenan en voz alta, sus lágrimas traspasan la pantalla, su cariño penetra e invade toda la estancia. Y yo me siento ahí, como observadora intrusa de la más secreta intimidad, sosteniendo físicamente la tablet, pero, sobre todo, su sentir y compartiéndolo con todas las personas que cuidan a su ser querido.

Palabras que mueven su nuevo despertar a la vida, como si se tratase de un bebé en el vientre materno, que reacciona al oír la voz conocida de los que le quieren y aman.

Videoconferencias que ayudan a la familia a preparar su mente para el reencuentro con su ser querido, en ese primer día tras el confinamiento cuando por fin han podido tener su primer contacto directo, su primera visita en cuidados críticos.

Una experiencia como esta hace que miremos algo tan cotidiano como los móviles o las tablet como un instrumento de acercamiento que nos hace sentir más humanos, permitiendo, además, a las familias ponerle cara a esa persona que está cuidando a su ser querido, y a los profesionales, también les permite transmitir a la familia su quehacer compasivo, con verdaderas ganas de ayudar.

Gracias a las familias por la confianza depositada, haciéndonos partícipes de su sentir.

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