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Comunicación no verbal

El problema de las mascarillas para llegar a los pacientes sin ver su cara

Nos toca hablar con los ojos, sonreír con los ojos, hablar con ellos. Nos hemos quedado sin boca, sin sonrisa, sin que los demás puedan interpretar adecuadamente nuestros gestos. Qué quieren, no soporto que se me prive de toda la emoción que me transmiten las caras, esa intuición que hace que confíe o no en alguien que conozco? Por eso salgo poco. Lo indispensable, trabajar y poco más. Cuando voy a mi trabajo, veo gente mutilada, sin emociones, sin vida? Me parecen como espectros, como clones, todos iguales con las mascarillas que esconden tantas veces nuestras más íntimas emociones. Y claro, esto sé que es fundamental para evitar esos rebrotes que están apareciendo por doquier, aunque siempre me quedará la duda de si realmente se sabe algo de lo que está pasando.

La falta de información coherente es una constante en esta pandemia. Ahora en el aire, antes no, en las superficies sí, o no? El hartazgo me lleva a no querer saber absolutamente nada más. Me refugio en mi casa, en mi nieta, mis hijos, su padre y mi trabajo. Esas mascarillas que me atormentan serán necesarias, lo sé, pero no podemos llevarlas siempre. Nosotros, psicólogos, ¿cómo trabajamos sin comunicarnos con los pacientes también con el lenguaje corporal?

Hablamos del teletrabajo, como si todo el mundo pudiera estar en las redes, cuando evidentemente no es así y por lo tanto ahora, con la pandemia psicológica que hace tiempo que predije, los pacientes necesitan acudir al psicólogo. Y su rostro, entero, es básico en la información, porque supone según todos los estudios más del 90% de la comunicación. Y nosotros necesitamos hacerlo bien y ver por tanto a los pacientes sin que se vea toda su expresión, cuando esta forma parte de toda su vida, de su historia, de su patología, de lo que consciente o inconscientemente nos tiene que contar, es no realizar bien nuestro trabajo. Por eso no podemos poner mascarilla. No debemos si queremos ayudar en esa salud que nadie tiene en cuenta, pero es igual de importante, la mental. Así que nos toca establecer el contacto social más incluso de dos metros, y llevar la mascarilla en la entrada, y en los traslados de despachos o paseos por los pasillos? Pero no podemos permitirnos perder una parte básica de la persona. Todo su rostro, su expresión, su risa y su llanto, si miente, si duda, si necesita que le animemos o bien acompañarlo en su silencio? Hasta eso nos impide esta maldita pandemia.

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