A menudo me viene a la memoria aquella frase de los cuadernos de bitácora de Colón: “Toda la noche oyeron pasar pájaros”, escrita dos jornadas antes de pisar tierra en el Nuevo Mundo. Lo envidiable de esa oración tan sencilla, compuesta de seis palabras, es la carga de dinamita que contiene. Resulta asombroso que, sin haber sido escrita con ambición retórica, sea tan literaria. Podríamos tomarla por el primer verso (de hecho, es un endecasílabo) de un poema sobre la víspera. Toda la noche oyeron pasar pájaros. Precisa y sencilla, pero repleta de simbolismo. Imagina uno a los marineros en cubierta, en medio de la oscuridad reinante y tras semanas de una navegación agónica. De súbito, algo atraviesa el aire. Se escucha su aleteo, quizá alguna clase de graznido. Es un pájaro y otro y otro y otro. No pueden hallarse muy lejos de la costa.
