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A VUELAPLUMA

Alfons Garcia

El valor de los ‘mitläufer’

Si las vías de la política tradicional no son capaces de proporcionar una solución equilibrada, igualitaria y solvente al golpe económico de la pandemia, las propuestas extremistas van a encontrar campo fértil y van a adueñarse del momento

Mitläufer. Los cooperadores necesarios. Los seguidores. Los que permitieron la barbarie nazi desde la indiferencia. Los que siguen la corriente sin más. Recupero estos días Los amnésicos, de Géraldine Schwarz, un libro de hace un par de años que parte de la reflexión de la autora sobre la contribución de sus abuelos, que nunca tocaron un arma, en el holocausto. Un libro sobre quienes se beneficiaron del programa totalitario de Hitler sin ser antisemitas, incluso al contrario. Un libro sobre el silencio y los intereses, muy relacionados el uno y los otros.

Mitläufer no fueron solo los profesionales, pequeños empresarios y obreros alemanes que miraron hacia otra parte. Son también los países occidentales que no ayudaron a los refugiados cuando ya se conocía la política de pureza étnica que estaba aplicando el nacionalsocialismo, lo que hizo que muchas víctimas acabaran en campos de exterminio antes de poder huir. Mitläufer fueron también las grandes potencias que prefirieron olvidar pronto lo que había pasado para ocuparse de la Guerra Fría contra el enemigo comunista. Ello hizo que no se ejecutara una limpieza en profundidad de la Administración nazi.

Mitläufer. Es imposible no establecer puntos de comunicación entre aquellos años trágicos y el momento actual. Los tiempos no son iguales, nunca lo son, pero la historia enseña y no está mal pensar si a cada uno de nosotros se nos podrá ver en el futuro como colaboradores de una nueva fiebre radical desde nuestra indiferencia. Explica Schwartz en su libro cómo Hitler no aplicó su programa de la noche a la mañana, sino que actuó en los años previos en función de hasta dónde toleraba la sociedad burguesa. La lección debería ser que cuanto más sientan los radicales el rechazo social a su racismo, a su necesidad de crear enemigos (menores extranjeros, comunistas, independentistas…), más posibilidades hay de que queden en un mal recuerdo, en un esperpento político de un tiempo de demasiadas crisis encadenadas y huida de las esperanzas. La salida de esta emergencia aparece así como un episodio crucial en esta página de los tiempos: si las vías de la política tradicional no son capaces de proporcionar una solución equilibrada, igualitaria y solvente al golpe económico de la pandemia, las propuestas extremistas van a encontrar campo fértil y van a adueñarse del momento.

Mitläufer. Los cooperadores necesarios no solo son los vecinos de chaqueta raída y suela desgastada. No vendría mal en estos momentos una reflexión de los poderes económicos sobre su papel en el crecimiento de la extrema derecha. El miedo puede llevar a crear monstruos que luego escapan del control. Ya lo hemos visto en el pasado.

Mitläufer. No estaría de más una reflexión de la rica Unión Europea sobre si las potencias de hoy están actuando con los extranjeros que huyen de la miseria, la falta de futuro y la opresión en África como hace casi un siglo con los refugiados judíos: poniendo obstáculos, contribuyendo con disposiciones administrativas y leyes que el recuento de víctimas sea mayor del que podría ser. La barbarie no suele llevar carta de presentación. Se la identifica bien cuando se mira atrás. Cuesta verla cuando se tiene delante.

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