Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Voro Contreras

La Vía Láctea

Voro Contreras

La canción para los chicos raros

Con los años le fui cogiendo afición a Franco Battiato y empecé a explorar en un legado musical felizmente inabarcable y moderno

Con su permiso, voy a acordarme de mis amigos de la adolescencia y de una especie de club social bastante precario y destartalado que teníamos al que llamábamos el «Garit.to». Allí sonaba casi de todo: mucha electrónica, mucho rock perruñero, algo de punk clásico, algo de El Último y de Sabina, la banda sonora de ‘Conan’, la de ‘Reservoir Dogs’... Pero había una canción que solía irrumpir en los momentos de euforia y que nos hermanaba de una forma catártica y poco racional. Tanto es así que si íbamos lo suficientemente cocidos, al final del tema en cuestión nos repartíamos por parejas y ejecutábamos un vals de tendencia diagonal que coreábamos en clave futbolera.

Aquella canción, «Yo quiero verte danzar», parecía hecha para nosotros los raros, los inseguros, los que aún no teníamos forma física definida ni una manera unificada de pensar, chicos con un criterio musical supeditado a la emoción primaria en el que incluso cabía eso que había hecho el tal Franco Battiato. Yo con los años le fui cogiendo afición al artista y empecé a explorar en un legado musical felizmente inabarcable y moderno, informe como éramos aquellos adolescentes y hermoso como nos creíamos que éramos.

Cuando nos hicimos mayores la mayoría de los chicos del «Garit.to» nos empezamos a casar. En esas ocasiones, cuando se acababa el convite y nos poníamos a bailar, alguno de nosotros se acercaba al DJ para pedirle el «Yo quiero verte danzar». La nostalgia beoda se nos apoderaba y aquel volvía a ser el punto álgido de la noche. Recuerdo, sin embargo, que en la última fiesta nupcial de algún colega reticente al matrimonio en la que Battiato sonó, la catarsis quedó un poco forzada y ventilamos la nostalgia con relativo entusiasmo. Al parecer, haber ido encontrándole el punto de gravedad más o menos permanente a nuestras vidas no nos había sentado demasiado bien. Ahora los amigos nos comunicamos por Whatsapp, donde estaba «El Garit.to» hay un estudio de yoga y Battiato ha muerto.

Compartir el artículo

stats