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A vuelapluma

Alfons Garcia

La realidad huye de las Corts

Los hechos son que la Conselleria de Sanidad renueva contratos especiales por la covid a 6.000 sanitarios y que no lo hace a 3.000, con el argumento de que la presión hospitalaria es un 80 % más baja que en el momento más duro, hace cinco meses. Eso será a partir de junio. Los hechos son que la conselleria contratará a 6.500 sanitarios a partir de julio para refuerzo de verano, que es una cifra importante, pero inferior a la de 2019, cuando se contrató a 8.985. Claro que el esfuerzo económico en este año y medio en Sanidad ha sido notable…

Algo así debería ser la información al alcance del ciudadano que quiera hacerse una composición de lugar y algo muy distinto es la idea que pudo hacerse si se le ocurrió asomarse ayer a la sesión de control en las Corts.

La oposición está para criticar y pedir cuentas (tampoco es que el Consell haya acertado al explicar con detalle las decisiones sanitarias de los últimos días), pero chirría cuando esa labor se sostiene sobre medias verdades y exageraciones difíciles de digerir. Bajando a lo concreto, pedir al Consell que se plante en Madrid por el trasvase tras participar la consellera del ramo el lunes en la manifestación solo produce extrañamiento. O acusar al Botànic de haber practicado «el mayor recorte en la sanidad de la historia de esta Comunitat», cuando el gasto por habitante en 2014 (etapa PP) era de 1.262 euros y en 2019, último dato disponible, fue de 1.520. O hablar del mayor número de sanitarios contagiados del país cuando la estadística oficial dice otra cosa. Le sobraron hipérboles a Eva Ortiz (PP). Incluso eso de los dos millones recibidos por el «cártel» del hermano de Ximo Puig, a uno no le sale la cuenta.

Y aparece Ciudadanos y vuelve la «imposición» y la «supremacía» del valenciano y la «prohibición» del español. Quizá vivo en otro planeta, pero como usuario del valenciano, el discurso me resulta casi insultante. ¿Respeta algo el valenciano un grupo al que no se recuerda una intervención en valenciano?

Y para rematar, la ultraderecha, que se atrevió a cuestionar incluso el cambio climático en la tribuna. Hay días (bastantes) en que el Parlamento no es el mejor lugar para la verdad. Por suerte, el trabajo ordinario en la cámara es otra cosa.

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