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alberto soldado

VA DE BO

Alberto Soldado

Salvar el carrer de la pilota

Pilota

La carretera CV70 cruza las estrechas calles del pueblo de Alcoleja, que hoy apenas sobrepasa el centenar y medio de habitantes, como la mayoría de los que se alzan en las vertientes de la Sierra de Aitana. La carretera sinuosa, estrecha, comunica a este pueblo con sus colindantes: Benasau, Confrides, Penáguila y Sella. Y es precisamente en uno de los tramos que cruzan el pueblo, en el Carrer de l’ Esglèssia donde tradicionalmente se ha jugado a pilota. Es Alcoleja uno de los últimos reductos de la pilota valenciana en la modalidad de Perxa, una de las que conserva el juego a «ratlles». Perxa es la denominación de la vieja Galotxa de tantas comarcas, cuando se jugaba sin cuerda, o del Palillo del Alto Mijares o la Vareta de algunos pueblos de La Plana Alta. Un reducto donde se han disputado apasionantes finales de la especialidad como la que enfrentó a Sella y Benimagrell en el 2015…

La mejora de la carretera proyectaba un asfalto impreso a semejanza del adoquín. Significaba, en caso de aplicarse, la imposibilidad de jugar a Pilota. Afortunadamente entre los trabajadores del servicio de carreteras de la Diputación de Alacant (PP) se encuentra un enamorado de este deporte: Adolfo Pérez, de Sella, cuna de la modalidad, el pueblo que tiene en su plaza uno de los santuarios del Joc de Carrer desde tiempos inmemoriales. Un sencillo trabajador movió Roma con Santiago para salvar el tramo donde se practica este deporte. Allí no podía colocarse el asfalto de adoquines que acababa con la pilota. Y Adolfo habló con el alcalde (PSOE) y con su jefe directo y éste lo habló con el diputado de carreteras y consiguió reformar el proyecto inicial y salvar el emblemático lugar. Incluso dejó hermoso y bien visible el lugar del «bot», distinguido de color del resto de la travesía. Se ha salvado un lugar tradicional de un juego tradicional porque en un momento decisivo allí había un hombre que luchó por la Perxa.

Ese «milagro» es espejo donde tantos podrían mirarse. Es, por ejemplo, testimonio de respeto a una modalidad hermosa que se juega en el lugar natural donde nació el juego. Es, o debería ser, bofetada hacia los que pretenden descaradamente reducir este deporte en modalidades en aras a intereses económicos; es bofetada a los que menosprecian la labor de los sencillos aficionados que disfrutan del juego en el lugar de sus abuelos; es vergüenza para los que se olvidarán de convertirlo en noticia de interés como es, por ignorancia o por seguir la corriente de los que piensan que sólo hay que apostar por las élites. No caen en la cuenta de que gentes como Adolfo son los que salvan de verdad este deporte porque el día que los pueblos olvidados se olviden, cansados de tanta indiferencia, cerrarán las puertas los últimos héroes que luchan por ser figuras. Hermoso ejemplo el de Adolfo de Sella, el alcalde de Alcoleja (PSOE) y la Diputación de Alacant (PP). Quizás porque han sido libres. Ahora sólo falta que la Federació sepa premiar este gesto con alguna gran final. Y en ello están.

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