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Los centrípetos y el fin del 'procés'

En Catalunya, la política se ha situado en un nuevo escenario y las lógicas que guiaban el comportamiento de los partidos políticos, lo que en ciencia política conocemos como 'cleavage', han cambiado. Si desde la Transición hasta 2010 los gobiernos estaban basados en una lógica ideológica, la década de 2010 a 2020 fue el 'cleavage' nacional lo que marcó la configuración de la Generalitat. Pero la década del 'procés' ha acabado.

En la actualidad existe un nuevo eje de confrontación electoral que, si bien todavía no guía la lógica de la configuración de los gobiernos catalanes, sí está marcando el posicionamiento de los partidos y votaciones, como la del Parlament a favor del diálogo o la propia mesa bilateral lo demuestran.

Esta nueva etapa marcada por un nuevo eje divide a los partidos entre centrípetos y centrífugos: los primeros, aquellos que buscan y arriesgan en un acercamiento entre posiciones diferentes para conseguir un diálogo en el centro de la escena política; los segundos, los que buscan seguir tensionando las posiciones para que el acuerdo no sea posible y rentabilizarlo en las urnas.

Doble 'cleavage'

Catalunya, tradicionalmente, ha sido una tierra de doble 'cleavage' electoral: el ideológico y el nacional. Uno y otro se activaban según la contienda electoral y el periodo histórico que analicemos. Desde las primeras elecciones democráticas hasta el año 2010, los gobiernos catalanes siempre mantuvieron una línea ideológica como eje rector.

Desde 1980 hasta 2003 fueron los Governs conservadores de CiU los que, en ocasiones apoyados en el PP, lograron mantener una acción política basada en criterios de centro-derecha nacionalista. Desde 2003 hasta 2010 fueron los llamados tripartitos o Governs de izquierdas los que rigieron la comunidad. Como se puede ver en ambas configuraciones, conservadoras o progresistas, siempre hubo una mezcla de partidos soberanistas y no nacionalistas unidos por el eje ideológico que primaba en la configuración gubernamental.

Tras la sentencia del Estatut, el eje ideológico se diluyó en beneficio del eje nacional. La década que va desde 2010 hasta 2020, la configuración de los gobiernos de la Generalitat ha primado la unión del bloque soberanista-independentista por encima de cuestiones ideológicas. La unión llegó a ser tan fuerte que incluso, recordarán, hubo una lista conjunta de exconvergentes y republicanos que tradicionalmente habían sido absolutamente incompatibles, no solo por cuestiones ideológicas, sino por la mancha del 3% que perseguía a los herederos de Jordi Pujol.

Sin embargo, el denominado 'procés' diluyó todas esas discrepancias por un objetivo común: la independencia. Tras los sucesos de 2017, donde se alcanzó el clímax del 'procés', la configuración del espacio político se está moviendo hacia un nuevo tiempo. En la actualidad, el denominado 'procés' se puede dar por finalizado, aunque no hay que confundirlo con los anhelos de muchas personas que todavía siguen considerando que la independencia es la mejor solución para Catalunya.

Dicotomía extrema

Estoy hablando del 'procés' entendido como el periodo comprendido entre 2010 y 2020, en el que, en Catalunya, el único 'cleavage' existente era la dicotomía entre independencia sí o no, una era que empezó con la manifestación encabezada por el 'president' José Montilla en defensa del Estatut y que ha finalizado con el encarcelamiento e indulto de los líderes del 1 de octubre de 2017.

Socialistas, republicanos y morados se han movido del espacio político que ocuparon durante la década del 'procés' para configurar un nuevo 'cleavage' en el que no les une ni lo ideológico ni lo nacional, sino una voluntad real de acercarse a quienes antes se tachaba más de enemigos que de adversarios.

Los miembros de cada grupo

En el grupo de los centrípetos están quienes posibilitaron el 155 (PSOE), los que forzaron una DUI (ERC) y los que siempre defendieron un referéndum (Unidas Podemos). Además de estos partidos, están otros cuya sensibilidad hacia el conflicto territorial siempre ha sido elevada, como PNV, Más País, BNG y Compromís.

En el grupo de los centrífugos están aquellos que no se han movido de las posiciones que mantuvieron durante el 'procés', que no han avanzado porque no les interesa políticamente: PP, Vox, Cs, Junts y CUP. Estos partidos tampoco comparten ideología ni posicionamiento nacional, pero sí un inmovilismo nostálgico de una década que pasará a la historia como uno de nuestros más vergonzantes capítulos para Catalunya y para el conjunto de España.

El epílogo del 'procés'

Nada garantiza el rédito electoral a los protagonistas del espacio centrípeto. Todos han tenido que arrastrarse desde la comodidad de sus trincheras a un espacio desconocido y terriblemente espinoso desde el punto de vista del argumentario de hace cuatro años. Ni ERC ni PSOE aprueban el test de la hemeroteca sentados en una mesa bilateral con aquellos que antes estaban justo en el otro lado del tablero dicotómico.

Sin embargo, el objetivo de la convivencia y la armonización de la discrepancia es tan noble que, al menos, les tendríamos que reconocer la valentía de escribir el epílogo del 'procés', que al mismo tiempo es el prólogo de una nueva etapa de Catalunya en España.

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