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Ferran Monegal

Tú y yo somos tres

Ferran Monegal

Bajo la protección… de una sábana

Antonio David Flores

N ecesitan golpes de efecto. Los programas del ‘Sálvame’ (Naranja, Limón, Tomate) pasan por momentos de audiencia frágil. Y se ven en la necesidad de construir impactos circenses que atrapen al personal. El otro día, en la habitación de un hotel de Málaga, nos dijeron que tenían escondida, y en exclusiva, a una señora, familia de Antonio David Flores. La iban a entrevistar para que contase lo malo y perverso que es el exmarido de Rocío Carrasco.

A la señora no la vimos. Vimos a una criatura que andaba a trompicones cubierta con una sábana. Dos colaboradores del ‘Sálvame’ la conducían por los pasillos del hotel, como un fantasma. Al llegar al ‘hall’, la estampa fue delirante. Los clientes del establecimiento se desternillaban y flipaban. Para dar más intensidad al trayecto fantasmal, nos decían desde el programa: «Fijaos cómo está la pobre, ¡está temblando, está temblando!». Y en efecto veíamos vibrar el lienzo, una agitación crispada, como si un terror sobrenatural se hubiera apoderado del fantasma. La cosa duró un buen rato. Consiguieron subir un par de puntos extras su cuota de pantalla. O sea que la estrategia, a pesar de lo despendolada y cataplásmica que fue, dio resultado.

De lo que no estoy tan seguro es de si lograron el segundo objetivo que pretendían: dijeron que a esta señora la habian cubierto con la sábana para evitar que fuera identificada por Antonio David Flores, porque la podría atacar salvajemente y causarle daños. ¡Ah! Entendamos lo que pasa. Es básico para Tele 5 mantener sobre Antonio David el foco de la maldad. Al menos mientras dure el contrato con su exesposa. Luego, cuando termine la serie por capítulos ‘En el nombre de Rocío’, ya irán variando el enfoque, para que el negocio televisivo siga funcionando. No me extrañaría que al ahora señalado como maltratador y bellaco, acaben montándole también su propio culebrón serializado y personalizado. Podrían llamarlo ‘En el nombre de Antonio David’. Sería un título muy adecuado.

Del paseo de la señora, como un fantasma, por el hotel de Málaga y zonas aledañas –y por media España a través de las cámaras– cabe constatar la tremenda paradoja de esa estampa. Decían que la cubrían con una sábana para que estuviera protegida. Pero nadie la protegió en cambio de la propia cadena que la estaba utilizando, como si fuera un macabro, y a la vez risible, ‘sketch’ de Halloween.

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